03/10/2020

El mundo

CORONAVIRUS

Trump muestra síntomas “muy preocupantes” y sus próximas horas podrían ser críticas

El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, pintó a la prensa un panorama más sombrío.

La incertidumbre en torno a la salud de Donald Trump, hospitalizado por coronavirus desde el viernes, creció este sábado tras una primera rueda de prensa de los médicos que le atienden que dejó más preguntas que respuestas. El presidente de Estados Unidos había evolucionado “muy bien”, según afirmaron los facultativos- Justo tras la comparecencia, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, pintó a la prensa un panorama más sombrío y advirtió de que las siguiente 48 horas serán “críticas”. Los facultativos también crearon confusión en torno al momento del diagnóstico, dejando entrever que podría haberse detectado el virus antes de lo anunciado, aunque luego matizaron que se trataba de un error de expresión.
La enfermedad del mandatario republicano ha hecho saltar por los aires cualquier previsión en el país más poderoso del mundo cuando faltan 30 días para las elecciones presidenciales. Y el episodio de este sábado a la entrada del hospital militar Walter Reed, en Bethesda (Maryland), una comparecencia que debía calmar las aguas, no hizo sino sembrar la desconfianza en torno al verdadero estado de Trump, que, con 74 años de edad y 110 kilos de peso, es un perfil de riesgo ante la covid.
El médico de la Casa Blanca, Sean P. Conley, afirmó en rueda de prensa que el presidente estaba “yendo muy bien” y se sentían “extremadamente felices” por su evolución. Acto seguido, el jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, dio una versión más negativa. Meadows dijo que la jornada del viernes había resultado “muy preocupante” y que las próximas 48 iban a ser “críticas”. “No estamos aún en un camino claro hacia la recuperación”, rezaba la declaración completa. Meadows había pedido ser citado de forma anónima, como “una fuente cercana”, pero una cámara le había grabado acercándose a los reporteros y advirtiendo del off the record, lo que le desenmascaró.
Conley aseguró también que Trump no había tenido fiebre desde el viernes por la mañana, que no había sufrido problemas para respirar en ningún momento y que no estaba recibiendo oxígeno suplementario. Sin embargo, preguntado en varias ocasiones sobre si en algún momento del tratamiento había requerido ese apoyo, se negó a responder. Horas después, una fuente anónima citada por AP indicó que sí había necesitado oxígeno el viernes en la Casa Blanca, antes del traslado al hospital.
El presidente ingresó en el hospital, ubicado a 30 minutos de Washington, sobre las seis y media de la tarde del viernes. Trump abandonó la Casa Blanca por su propio pie, vestido con traje y corbata, saludó a la prensa con el pulgar hacia arriba y subió al helicóptero rumbo al centro médico. Antes, dejó grabado un breve vídeo en el que decía: “Quiero dar las gracias a todos el mundo por el increíble apoyo. Voy al hospital Walter Reed. Creo que voy muy bien, pero vamos a asegurarnos de que las cosas se solucionen. La primera dama va muy bien. Muchas gracias, nunca lo olvidaré”.

La incertidumbre en torno a la salud de Donald Trump, hospitalizado por coronavirus desde el viernes, creció este sábado tras una primera rueda de prensa de los médicos que le atienden que dejó más preguntas que respuestas.

El presidente de Estados Unidos había evolucionado “muy bien”, según afirmaron los facultativos- Justo tras la comparecencia, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, pintó a la prensa un panorama más sombrío y advirtió de que las siguientes 48 horas serán “críticas”.

Los facultativos también crearon confusión en torno al momento del diagnóstico, dejando entrever que podría haberse detectado el virus antes de lo anunciado, aunque luego matizaron que se trataba de un error de expresión.

La enfermedad del mandatario republicano ha hecho saltar por los aires cualquier previsión en el país más poderoso del mundo cuando faltan 30 días para las elecciones presidenciales. Y el episodio de este sábado a la entrada del hospital militar Walter Reed, en Bethesda (Maryland), una comparecencia que debía calmar las aguas, no hizo sino sembrar la desconfianza en torno al verdadero estado de Trump, que, con 74 años de edad y 110 kilos de peso, es un perfil de riesgo ante la covid.

El médico de la Casa Blanca, Sean P. Conley, afirmó en rueda de prensa que el presidente estaba “yendo muy bien” y se sentían “extremadamente felices” por su evolución. Acto seguido, el jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, dio una versión más negativa. Meadows dijo que la jornada del viernes había resultado “muy preocupante” y que las próximas 48 iban a ser “críticas”.

“No estamos aún en un camino claro hacia la recuperación”, rezaba la declaración completa. Meadows había pedido ser citado de forma anónima, como “una fuente cercana”, pero una cámara le había grabado acercándose a los reporteros y advirtiendo del off the record, lo que le desenmascaró.

Conley aseguró también que Trump no había tenido fiebre desde el viernes por la mañana, que no había sufrido problemas para respirar en ningún momento y que no estaba recibiendo oxígeno suplementario. Sin embargo, preguntado en varias ocasiones sobre si en algún momento del tratamiento había requerido ese apoyo, se negó a responder. Horas después, una fuente anónima citada por AP indicó que sí había necesitado oxígeno el viernes en la Casa Blanca, antes del traslado al hospital.

El presidente ingresó en el hospital, ubicado a 30 minutos de Washington, sobre las seis y media de la tarde del viernes. Trump abandonó la Casa Blanca por su propio pie, vestido con traje y corbata, saludó a la prensa con el pulgar hacia arriba y subió al helicóptero rumbo al centro médico.

Antes, dejó grabado un breve vídeo en el que decía: “Quiero dar las gracias a todos el mundo por el increíble apoyo. Voy al hospital Walter Reed. Creo que voy muy bien, pero vamos a asegurarnos de que las cosas se solucionen. La primera dama va muy bien. Muchas gracias, nunca lo olvidaré”.




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