11/08/2020

Opinión

La teoría cualitativa del dinero, posible salida a la economía nacional

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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La teoría cualitativa del dinero, posible salida a la economía nacional

Cuando gobernaban los militares en la Argentina, vino Walter Beveraggi Allende a Santiago del Estero, invitado por un ateneo de nombre y siglas olvidables, que pretendía la canalización del río Bermejo. En una conferencia que ofreció en el Grand Hotel, explicó por qué era posible y necesario construir esta obra monumental y en esa conferencia, quizás haya un atisbo de solución para los males económicos que afectan y afectarán mucho más a la Argentina cuando termine la pesadilla de la pandemia.

Señaló que para hacer el canal del Bermejo se utilizaría mano de obra argentina para manejar las máquinas fabricadas aquí, deberían trabajar ingenieros recibidos en las muy buenas universidades argentinas, se utilizaría hierro y cemento también argentino. Por lo tanto, sostuvo, no era necesario pedir un préstamo al exterior, pues todo lo teníamos aquí.

Metidos hasta el cogote en el sistema financiero internacional, en una de esas sería posible salir por el techo de la enorme crisis que dejará el coronavirus, dicho esto, por supuesto, desde la más profunda ignorancia acerca de los problemas que plantea la economía en cuanto ciencia auxiliar de la política.

Beveraggi sostenía la teoría cualitativa de la moneda. Dicho en palabras sencillas, para él, los precios no dependen tanto de la cantidad de moneda existente en el mercado, como de la calidad del uso de la nueva creación de moneda. Si se fabricaran billetes para producir, no se generaría inflación.

Frente a la restricción del crédito, los altos interese, que el estado cree dinero (con créditos baratos) es precisamente la mejor cura para la recesión y la falta de trabajo, siempre y cuando ese dinero sea asignado solamente a procesos productivos.

No se observa por qué se deberían pasar grandes dificultades, si en la Argentina hay para empezar, comida para todos y por otra parte, son tantos los trabajos necesarios para reconstruirla, que no sería necesario acudir al préstamo internacional para seguir alimentando la cadena de deudas usurarias que plantean como solución las entidades de crédito internacional por un lado y sus socios locales por otro.

Por supuesto que es una idea que a muchos les parecerá descabellada o insensata, pero es sabido que casi todo el capital financiero que los banqueros del mundo crean a voluntad, no viene del ahorro de bienes producidos por sus titulares, sino de artificios contables, por los cuales se generan “depósitos bancarios”, sin otra limitación que la relativa ”tasa de efectivo mínimo”, lo que no supone que haya mediado producción de ninguna clase.

Cualquiera dirá, pero qué sabe este pelagatos lo que son los mercados mundiales, el crédito internacional o los mecanismos de la banca global. Respuesta: Muy poco.

Mire, si quiere escrito como botella al mar, para que quienes están interesados de verdad en la grandeza de la Argentina y la solución de sus problemas económicos y financieros, la estudien en profundidad. Mientras el capital financiero empobrece a los pueblos, quizás en la creación de moneda enfocada en la producción, que potencie las riquezas nacionales esté la solución a sus males.

De todas maneras, hasta ahora, la salida a los problemas de la deuda externa argentina, siempre fue contraer más deuda. Dicho de otra manera, para apagar un fuego se trajo nafta cara del exterior para agregar al incendio y cuando se hizo más grande, siempre dijeron que había sido porque no se compró la cantidad necesaria de combustible. Y vuelta a empezar.

En una de esas ya va siendo hora de intentar otro trámite. Y en una de esas la pandemia es la excusa perfecta para, sin desconocer nada que se haya firmado antes, sin hacer alharaca de un nacionalismo vacío, poner a la Argentina a hacer lo que mejor sabe, agachar la cabeza y trabajar.

Otro día se podría contar qué se buscaba con la canalización del río Bermejo, por qué sabían que era un intento destinado al fracaso y sobre todo, por qué alguien va a intentar meterse en un partido con todo en contra, sin ninguna posibilidad de éxito e igual se pone la camiseta.

Por hoy, suficiente.

Juan Manuel Aragón                   

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