06/07/2023

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El misterioso vuelo: la odisea del avión que se estrelló y estuvo desaparecido por más de dos décadas

55 pasajeros y 4 tripulantes perdieron la vida en un fatal accidente aéreo en Ecuador el 15 de agosto de 1976.

Durante 26 años, un avión permaneció desaparecido en el glaciar del volcán Chimborazo, ubicado a 150 kilómetros al sur de Quito, Ecuador. El vuelo 232 de la Sociedad Anónima Ecuatoriana de Transportes Aéreos (Saeta) despegó el domingo 15 de agosto de 1976 desde Quito con destino a Cuenca, al sur del país. 

Aunque el vuelo tenía una duración estimada de 55 minutos, la aeronave sufrió un accidente y se estrelló, resultando en la trágica pérdida de las vidas de los 55 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación. El avión involucrado era un Vickers Viscount 785D, una aeronave de turbohélice cuatrimotor. 

El itinerario de vuelo era considerado peligroso debido a la presencia del volcán Chimborazo, un obstáculo natural que se eleva a más de 6.200 metros sobre el nivel del mar. El último contacto registrado entre la torre de control y el piloto ocurrió cuando la aeronave sobrevolaba la ciudad de Ambato, al sur de Quito. 

A partir de ese momento, comenzó uno de los misterios aéreos más significativos en la historia de Ecuador. Según los registros noticiosos de la época, en dicho reporte a la torre de control, el piloto informó que no había novedades. Sin embargo, poco después de perder la comunicación, alrededor de las 09:00 horas, se declaró una emergencia a bordo del avión.

El mismo día, los equipos de rescate iniciaron la búsqueda y declararon que la aeronave se había estrellado en la cordillera del Condorazo, ubicada en la región Morona-Santiago de Ecuador, aproximadamente a 16 kilómetros de distancia, en línea recta, del volcán Chimborazo. 

A pesar de los esfuerzos de las operaciones de búsqueda aéreas llevadas a cabo ese domingo, la visibilidad en la zona era escasa. Durante la noche, grupos de militares y civiles comenzaron a escalar la cordillera con la esperanza de encontrar sobrevivientes. Sin embargo, todos sus esfuerzos resultaron infructuosos.

La forma en que desapareció la aeronave y la falta de información sobre su ubicación y las víctimas, sumadas a la angustia de las familias, llevaron a algunos de los parientes a buscar explicaciones sobrenaturales para la tragedia. Incluso hubo psíquicos que participaron en la búsqueda de las víctimas y algunos llegaron a creer que la nave y su tripulación habían sido secuestrados por extraterrestres.

Además, según un artículo publicado en Transponder 1200, surgieron rumores que sugerían que los miembros de la guerrilla emergente Alfaro Vive Carajo podrían haber secuestrado a los pasajeros.

Un andinista encontró restos de metal y humanos

Después de 26 años, en 2002, Miguel Cazar, un andinista, encontró restos de metal y restos humanos en uno de los glaciares del volcán Chimborazo. Flavio Armas y Pablo Chíquiza, también andinistas, escalaban el volcán y descubrieron las partes del avión. 

Realizaron varias expediciones, incluida una con el comando de la Brigada de Fuerzas Especiales "Patria" de las Fuerzas Armadas del Ecuador. Según algunos informes, incluso habrían encontrado la identificación de uno de los pasajeros.

Galo Arrieta, un militar retirado, contactó a Chíquiza y Armas y se comprometió a ayudarlos con la investigación y la difusión del hallazgo del avión. Arrieta les habría dicho que los ayudaría siempre y cuando el presidente Lucio Gutiérrez, un ex coronel del Ejército, se enterara primero del descubrimiento. Según los andinistas, Arrieta tuvo dificultades para conseguir una entrevista con el mandatario, lo que retrasó la difusión de la noticia. Después de varios intentos fallidos, se pusieron en contacto con el entonces Ministro de Defensa, quien ordenó la expedición con los miembros de las Fuerzas Especiales y la divulgación de la noticia.

El congreso, la Policía y el gobierno exigieron explicaciones por ocultar el descubrimiento. Arrieta admitió que conocía el hallazgo y se justificó diciendo que "tenía que ser el presidente (Lucio Gutiérrez) el primero en enterarse y, por lo tanto, no podía dar la noticia a otras personas". Heidrun Houp de Gallegos, una alemana que perdió a su hijo de 11 años en la tragedia, escribió el libro "Hannes: ¿qué significa el tiempo para una montaña?". Según un artículo publicado por El Universo, en el epílogo, Houp relató que "el hallazgo se mantuvo en secreto porque el director de un club de montañismo, un mayor retirado y ex miembro de la Inteligencia Militar del Ecuador, les pidió a los andinistas que guardaran silencio hasta preparar al país para la noticia".

Según una publicación de El Universo de 1976, hubo algunos pasajeros que cedieron sus asientos en el último minuto y no abordaron el avión. Por ejemplo, Adolfo Corral cedió su asiento a su nuera, mientras que Petricio Veintimilla permitió que su sobrino de 12 años lo ocupara en su lugar. Estas decisiones les salvaron la vida. No se encontraron los restos de los pasajeros y la tripulación. El lugar donde se encontraron las partes del avión fue designado como Camposanto.

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