31/12/2020

Argentina

ESPERANZA

FELIZ 2021

Se va el año en que vivimos en peligro pero que nos deja como enseñanza que nadie se salva solo, todos dependemos del resto.
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FELIZ AÑO 2021

Al fin hemos llegado al fin de poco menos de 365 días de angustia. Seguimos con la cabeza afuera del agua, respiramos al menos. Fue el año que vivimos en peligro, pero esta vez fue real, no un dicho sin sentido. Por si quedara algún despistado, llegó una epidemia mundial de una enfermedad de la que sabíamos muy poco, hasta los médicos hubieron de acudir a sus libros para recordarla. Y todavía no estamos del todo a flote.

Usted la está leyendo del otro lado y yo la escribo, quiere decir que los dos la pasamos, zafamos hasta el momento. O nos agarró y nos dejó para seña o tuvimos la suerte de no contagiarnos. Dicen que lo peor está por llegar, pero al menos nos alegramos de estar festejando el principio del nuevo año, abierto ante nosotros, repleto de sorpresas y nuevas emociones.

¿Qué enseñanzas dejó el 2020? Mire, la principal sería esta: “Todos dependemos de todos, si me cuido estoy haciéndolo con los demás o, lo que es lo mismo, la salud pública al final de cuentas es una construcción colectiva”.

El barbijo, una prenda de moda en estos momentos, en todo el mundo, no es tanto para no contagiarnos de los demás sino para no pasarles el virus a ellos. Un acto de generosidad obligado por nuestra conciencia, para tener compasión y ser solidarios con el resto de la humanidad.

Mirando para adelante,¿cuál sería nuestro deseo como sociedad, además del particular de cada uno, con sus sueños, esperanzas y anhelos? Visto lo pasado, deberíamos entender que nadie se salva solo, todos dependemos del resto, no hay lugar para egoísmos en el mundo por venir, si la vida viene de atropellada mejor hacerse a un lado en conjunto y de manera organizada, para no dejar a los hijos en medio de la huida.

Un virus pequeñito, invisible, ha puesto en tensión los valores de siempre, hizo tambalear las creencias en nuestra superioridad, que no era tal y coartó un futuro que creíamos atornillado en el 2020 y quizás no llegue nunca. Se perdieron el trabajo seguro que teníamos, los clientes fijos, el puesto bajo el sol en una esquina cualquiera de la ciudad, en una oficina, en una tienda, como mozos de un bar que cerró sus puertas. Y debimos salir a pelear de nuevo por aquello que dábamos por descontado en el mundo anterior, cama, comida, ropa, un rincón bajo el sol. La premisa fue rehacernos en algunos casos desde la nada, con el dolor de haber perdido todo.

Pidamos al 2021 que nos entregue las armas para seguir peleando, aunque venga todo en contra y vuelvan algunas restricciones, que nos preste la inteligencia para ver por dónde caminar en el mundo que se avecina y que la Virgen de la Merced nos ilumine para salvarnos de las acechanzas de la maldad o el camino torcido.

O, como dijo el santiagueño: “Diosito, no te pido que me des, sino que me pongas donde haiga”.

FELIZ 2021 PARA TODOS Y TODAS




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