22/02/2018

Argentina

Un cerrajero astrónomo captó un momento único en el universo

El rosarino Víctor Buso se convirtió en el primer hombre de la historia en registrar el nacimiento de una supernova, es decir la explosión que se da sobre el final de la vida de estrellas muy grandes.
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Las imágenes obtenidas por Buso son valoradas por la comunidad científica internacional.

Víctor Buso, un cerrajero y astrónomo aficionado argentino que vive en Rosario, se convirtió en el primer hombre de la historia en registrar el nacimiento de una supernova, es decir, la explosión que se da sobre el final de la vida de estrellas muy grandes.


La ciencia por fin cuenta con fotografías que muestran el momento en el que comienza lo que, según la NASA, es la mayor explosión que puede ocurrir en el espacio, señala la cadena BBC. Las supernovas son difíciles de ver desde nuestra galaxia, la Vía Láctea, porque el polvo interestelar tapa su luz, además sólo arden durante un periodo de tiempo corto, añade.


Buso tiene 58 años y vive en la zona sur de Rosario. Es cerrajero y aficionado desde chico a la astronomía. A los once años, mientras sus amigos jugaban al fútbol, él fabricaba telescopios de cartón, madera y hojalata. En la terraza de su casa tiene un instrumental profesional (telescopio, computadora, cámaras, cúpula giratoria, etc.) que compró hace cuatro años con la venta de un terreno, según publica Clarín.


El 12 de septiembre del 2016 subió las escalares y se sentó durante un buen rato para investigar una galaxia. Pensaba que ahí había algo por descubrir. Tuvo que esperar a que le llegara una máquina nueva que había comprado para conocer con mayor exactitud aquello que lo interpelaba desde el cielo. El paquete llegó ocho días más tarde, el 20 de septiembre. Víctor lo instaló y volvió a apuntar hacia el mismo objeto. Pero no encontró nada nuevo ni extraño.


A la medianoche volvió a subir, tenía la necesidad de seguir mirando las estrellas. Ni siquiera abrió la cúpula, lo que le hubiese permitido tener un mayor alcance de observación. Era tarde y no quiso despertar a los vecinos. Los motores son muy ruidosos y "hacen temblar las paredes". Decidió aprovechar el poco espacio que había entre las compuertas de la cúpula. Lo que pasó a continuación es hoy tema de conversación entre los astrónomos de todo el mundo.


Buscó una galaxia que "estuviera cómoda con respecto a esa parte del cielo", que brillara mucho y fuera "grandecita". Así fue como acabo enfocando la galaxia espiral NGC 613, a 70 millones de años luz de la Tierra. omenzó a tomarle varias fotos rápidas, una técnica para evitar que la luz que emite la ciudad le moleste.


Víctor tomó 40 imágenes en pocos segundos al ver que un pixel empezaba a aumentar de brillo. Tenía la secuencia, el registro y el convencimiento de que se trataba de una supernova. Pero a esa hora de la madrugada no había forma de confirmarlo. Otro aficionado le recomendó que disparara una alerta mundial.


"Pero como no sé inglés y tampoco había elaborado nunca una alerta, tenía que pedir ayuda. Pero a esas horas de la noche iba a ser muy difícil encontrarla", relata el hombre a la BBC. Finalmente, consiguió que Sebastián Otero, un argentino que trabaja con la Asociación Estadounidense de Observadores de Estrellas Variables, le echara una mano.


Le tuvo que dar todos los datos para que elaborara el informe y emitiera el aviso. Así, telescopios de otros lugares con aparatos de mayor envergadura apuntarían a su pequeño haz de luz para descifrar de qué fenómeno espacial se trataba. "Me dijo: 'Mirá, si mañana llegan a ver que es una supernova, quedate tranquilo que el descubrimiento es tuyo", detalló.


Al otro día, su mensaje fue analizado por la comunidad científica competente en la materia. No se había equivocado: había registrado los primeros instantes de la explosión de una estrella. “Hay muchas supernovas descubiertas. Lo que realmente no hay es un registro secuencial del momento de la explosión. Yo tomé cada 20 segundos ese momento. Hasta ahora no había registro del momento en que explota una supernova. Por ese es algo inédito en la historia de la humanidad”, le explica Víctor a Clarín.


Lo que siguió a continuación fue un trabajo conjunto con científicos del Conicet y la presentación del descubrimiento en Nature, la revista científica más prestigiosa del mundo, que avaló la hazaña con una reciente publicación.


La hazaña de Buso ha sido "¡como ganar la lotería cósmica!", según dijo en una nota de prensa el astrónomo Alex Filippenko, de la Universidad de California, que le sigue el rastro a esta supernova. Por estos días el cerrajero tiene que hacer tiempo para atender a los periodistas que lo buscan para entrevistarlo.




Las imágenes han permitido confirmar que las supernovas pasan por tres fases. En la primera, la luz emerge hacia la superficie estelar en cuestión de minutos y hasta horas.


"En ese momento se libera de manera violenta una enorme cantidad de luz, el objeto se hace visible y aumenta su brillo a un ritmo muy rápido", explicó en un comunicado de prensa Gastón Folatelli, investigador adjunto del CONICET en el IALP y uno de los autores del artículo de Nature.


En la segunda, que puede durar algunos días, el objeto se enfría y, en la última, el decaimiento de la radiactividad hace que este se vuelva a calentar, algo que puede extenderse por semanas.


"En los últimos años se dedicaron muchos esfuerzos y recursos para detectar las supernovas lo más temprano posible, por ejemplo mediante la implementación de programas de seguimiento constante, pero sin éxito", explicó Melina Bersten, otra investigadora del CONICET que también firma el trabajo. "De hecho, algunos astrónomos comenzaban a dudar de la existencia de esta etapa."


Astrónomos en un parque: Gastón Folatelli y Melina Bersten


“La revista resalta el cómo se llegó al descubrimiento. Hay sistemas robóticos apuntando al cielo las 24 horas para captar algo así. En este momento, por ejemplo, en Australia está trabajando un robot buscando esto. Y lo capté yo desde la terraza de mi casa”, dice. (Clarín; BBC)






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