08/05/2017

Tucumán

Babasónicos o el sutil arte de la seducción en el Budweiser Made For Music

La banda liderada por Adrián Dárgelos desafió el formato de festival con su show electroacústico Impuesto de Fe, cargado de sutilezas e insinuaciones instrumentales y escenográficas. Registros de una noche caliente.
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Carismático. Dárgelos y su banda llevaron al público a un paseo por un universo musical de sutilezas y estímulos.

Babasónicos aportó el rock en el Made For Music 2017 organizado por Budweiser la noche del sábado en el predio de Avenida Perón y Bascary, en Yerba Buena.


Horas antes habían hecho su presentación en sociedad Roadie y Búffalo Gil, las dos bandas que resultaron ganadoras del concurso tras la descalificación de las favoritas por presuntas trampas en la votación virtual, y la Bersuit, el otro plato fuerte de la noche, con una propuesta más que conocida, llena de ritmo, energía y dedicatorias al presidente -Señor Cobranza, Se viene el estallido, La argentinidad- y sus políticas de ajuste, represión y deterioro democrático. Fenómeno avizorado y que comienza a cumplirse: con el retorno al neoliberalismo las canciones más o menos contestararias de los 1990 y comienzos del 2000 recobran parte de su actualidad y vuelven a ocupar su lugar en el repertorio de músicos y público memoriosos.




La banda liderada por Adrián Dárgelos ofreció a los tucumanos la posibilidad única de escuchar el concierto instrumental de Impuesto de Fe, grabado en México y pensado para espacios reducidos y climas intimistas, con el que realizaron el recuento de sus 25 años de trayectoria. Privilegio que pocas ciudades tuvieron, como se encargó de señalar el cantante al referirse a su retorno a la provincia tras su presentación el año pasado en el teatro Mercedes Sosa.


Babasónicos es de las pocas bandas que, a más de su éxito y el lugar ganado en el mainstream del rock, sostiene y defiende un concepto estético y profesional siempre diferenciado e innovador, sin perder sus vínculos con los orígenes en el under ni la constante búsqueda musical y filosófica. No por casualidad integra el grupo una figura de la movida alternativa de la talla (física y estética) del polifacético y multiinstrumental Carca. Una banda que podría escuchar sin culpa un fan de Bowie o de Melero, en pocas palabras.




El show, tal como explicaron en la conferencia de prensa del sábado, tiene más que ver con lo sutil y lo fragil, con apreciar los arreglos de las reversiones, que incluyen ritmos de mambo y de reggae, y aflojarle el cuerpo a la sensualidad desplegada por los artistas en escena. La música es espectáculo y entretenimiento para los Baba, y su performance sobre el escenario deja en claro esa convicción.


Dárgelos, sobre todo, es el encargado de provocar y seducir a hombres y mujeres por igual, y le sobran estrategias para conseguirlo. Si tuviéramos que dibujar un trazo de sus movimientos diagramaríamos una coreografía perfecta sin ninguna ruptura brusca. "Esta noche todos ustedes son míos", susurró el cantante apenas inciado el set con Natural, dejando en claro quién emprendía la conquista y quién dominaría mientras durara el acto.


(No por nada el carismático vocalista alguna vez declaró que uno de sus artistas de referencia era nada menos que Sandro, el gitano, con quien pueden trazarse algunas analogías en cuanto a histrionismo y movimientos corporales.)


Con una especie de poncho y con flecos de vaquero, el atuendo, aspecto que cobra relevancia en este caso, basado en el desparpajo, "lo imponible" y el roce con el ridículo, fue acorde al del CD-DVD por las reminiscencias aztecas del caso.


Si por algo se caracterizan las letras y las posturas de los Babasónicos es por bucear y describir ambientes y prácticas de ciertos ámbitos sociales en los que se mezclan la noche, el glamour y la sofisticación con el erotismo y la frivolidad, a los que realizan una crítica por ello mismo desde adentro -parafraseando el nombre del más reciente trabajo-, bordeando límites sin caer nunca en la trampa. El amor y el afán de trascendencia son otras de las marcas que atraviesan sus composiciones.


Esto quedó reflejado en la lista de temas, que fue casi la misma del álbum en vivo. Por un lado Irresponsables, Yegua, Putita, Los calientes, Los burócratas del amor, por otro Canción llevame lejos, El maestro, El loco, Impuesto de fe, Soy Rock, Rubí, Vampi, Muñeco, que fueron desgranándose en la noche pulsando distintas fibras de euforia, emocionalidad e instintos a las que cada uno luego habrá respondido a su manera y según sus posibilidades.


Un breve bis y la banda se despide dejando satisfechos a quienes estaban advertidos de que se trataría de un show diferente, que no volverá a repetirse.


Aspectos curiosos o negativos de la organización: El espacio quedó chico para la circulación de gente que en un festival de varias horas necesita desplazarse para alimentarse y calmar la sed. Un recital organizado por una empresa cervecera en el que no se vende alcohol parece una apuesta demasiado temeraria. La gente le pedía agua a los asistentes de emergencia encargado de velar por la seguridad física de los asistentes. Faltó respuesta del público a las bandas, sobre todo en el caso de Bersuit, quizá porque se trató de uno no mayoritariamente rockero: límites de estas formas de organizar espectáculos que hacen echar de menos el desorden y los imponderables de los viejos recitales en donde el riesgo nunca es igual a cero.






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