09/06/2020

Opinión

El chaupi correón, la parte más importante del apero

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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El chaupi correón, la parte más importante del apero

*Chaupi: quichua, medio.

Unos lo tienen sabido, otros quizás lo olvidaron y la mayoría seguramente no lo sabe. El asunto es el siguiente, el caballo tiene lado de montar y lado del lazo. Es costumbre criolla que la rienda se toma con la mano izquierda, porque la derecha se reserva para el rebenque, el lazo y antiguamente la lanza, la espada. El basto es un ensillado que se puso de moda en Buenos Aires cuando llegaron los caballos grandes, frisones. Es una moda que avanza a paso redoblado y por su forma no permite el guardamonte, si no, hace rato que lo hubieran adoptado también aquí.

Bueno. Aquí todavía se ensilla con peleros, también llamados jerguillas, que hacen de colchón para que todo lo que va arriba no lastime al animal, después viene la carona, que en Salta, Tucumán y Jujuy es grande, ampulosa y ridícula y en Santiago del Estero, más humilde. Encima va el apero y arriba de todo, los pellones y el sobrepuesto que le dicen. Bueno, ese apero, el quid de la cuestión como quien dice, se sostiene con una cincha que se pasa por debajo de la barriga del animal y se ajusta del lado de montar con un correón.

El caso es que la cincha para ajustar el apero tiene varias partes. Una va por debajo de la panza del bicho, otra más gruesa, va por encima, del lado del lazo tiene el *chaupi correón, igual que el correón, pero nunca se desata. Para sostener los pellones hay otra cincha que se ajusta más floja.

Pero es otra cuestión.

Porque en realidad esta apostilla es para dar reverencias del chaupi correón, que casi nunca se ve. Que viene a ser como el tipo que pone el lomo una sociedad mientras el otro hace sociales y se florea en las reuniones o el consorte que la rema para que a la familia le vaya bien.

Usted dirá, con toda razón que uno y otro hacen fuerza parejo para sostener el ensillado. Pero el correón, se luce siempre mientras el otro muchas veces se relega: ahí está atado como siempre, para qué lo voy a ir a ver. ¿Es peligroso no darle bolilla al chaupi correón? En realidad no tanto, porque el paisano advertido siempre lo va a vigilar para que no se corte cuando menos lo piense. Pero algunos lo descuidan, lo mismo que al socio que labura o a la buena mujer que tienen en la casa.

Dicho de otra forma: muchas veces o casi siempre, lo que se ve reposa sobre lo invisible. El único drama es que muchos postergan al socio que labura, a la mujer que los ama, al motor que hace funcionar el auto.

O tiran a la banquina la moral que sostenía los pueblos.

Pero sería motivo de otro comentario.

Juan Manuel Aragón                   

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