Terminemos de una vez con los perros callejeros

Hablemos de perros callejeros, pero no para criticar a sus dueños, ocultos o visibles, sino proponer una solución. Que es, justamente, que dejen de ser callejeros y tenga cada uno, la casa de alguien que le dé cobijo. Y es la siguiente: el gobierno debiera subsidiar a la sociedad protectora de animales, así se hace cargo de estos animalitos que ahora andan en la calle. ¿De cuánta plata hablamos? No sé, es para charlarlo. Debieran darles un refugio, comida y tener algún buen sistema de adopciones y castración. Y veterinarios, obviamente.

El gobierno también debiera instalar una perrera. Si halla un perro en la calle, lo lleva. Si en un tiempo prudencial nadie lo reclama, lo mata, listo. Si la perrera llega a pillar más de tantos perros en la calle —no sé, es para discutir este número— se le quita el subsidio a esa sociedad protectora y se lo da a otra más responsable.

¿Qué gana el gobierno con esta medida? Lo principal es que habrá menos accidentes callejeros con ciclistas o motoqueros, causados justamente por los dichosos perros. Segundo, se trancaría apenas llegada, alguna peste como la rabia. Las veredas estarían más limpias (cabría conminar a los paseadores a llevar su pala y una bolsa para levantar la bosta que dejan como reguero por donde pasan).

Ciudades como Las Termas de Río Hondo, han puesto en marcha, hace varios años, una política para capar los perros callejeros, al parecer con muy buenos resultados, porque ya no hay tantos. Si se combinara la castración masiva con el subsidio para un refugio y la perrera, sería posible acabar, en poco tiempo,con los pichichos molestando en las calles.

Es una buena idea, piénsela: el ahorro del Estado curando heridos, se usaría para subsidiar a los protectores de animales y terminar con una molestia para toda la sociedad. Porque algo se debe hacer, ¿no cree?