09/01/2022

Opinión

No se crea el verso: el interior del país no existe

Por: Juan Manuel Aragón
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No se crea el verso: el interior del país no existe

Una cancha de fútbol, tiene córner, círculo central, área grande, área chica, arcos, líneas laterales, césped, pero todo está dentro de la cancha. Es decir, si está dentro del campo del juego es parte del campo de juego. Otro caso más o menos parecido, lo que está dentro de su casa, es el interior de su casa, las habitaciones, el patio, la cocina, el baño, la sala, la cucha del perro, son parte integrante de lo mismo. ¿Lógico?, puede ser.

¿Quiénes forman parte del interior del país? Respuesta fácil, todo el país. Pregunta tonta, ¿no cree? Todos somos una parte del adentro. En el exterior está el resto de los países del mundo. Tucumanos y santiagueños, salteños y jujeños, cordobeses y santafesinos, chubutenses y santacruceños, en fin, las provincias de la Argentina están en su interior.

¡Tenga mano compañero! Buenos Aires no es el interior. ¿Cómo?, ¿acaso no está adentro de la Argentina?, ¿no es una parte del todo?, ¿no logró ser considerada, en 1994, casi como una provincia más? No me venga con esa paparruchada de que los porteños se sienten casi una superestructura, por encima del resto de los estados argentinos, porque no se lo creo, las veces que anduve por ahí, me trataron de diez. Los porteños ahora son tan provincianos como nosotros y no son gente que se va a creer superior por el solo hecho de haber nacido en la Reina del Plata.

Buenos Aires es tan interior como Cruz del Eje, Metán, Choele—Choel o Burruyacu. Los porteños, es cierto, tienen el privilegio —temporal— de albergar las oficinas de trabajo de la mayor parte de las autoridades nacionales. El presidente y sus ministros atienden ahí, pero es solo por ahora. En cualquier momento podrían trasladarse e instalarse oficinas en otro lado.

¿No cree?, Bueno, la Constitución de 1994 dice: “La ciudad de Buenos Aires tendrá un régimen de Gobierno autónomo con facultades propias de legislación y jurisdicción, y su jefe de gobierno será elegido directamente por el pueblo de la ciudad. Una ley garantizará los intereses del Estado nacional mientras la ciudad de Buenos Aires sea capital de la Nación”, pero si todavía no cree, vaya y busque el artículo 129. Está clarito: “mientras” sea capital. Los constituyentes dieron por sentado que hoy, mañana o pasado, podría dejar de serlo.

Bueno, pero a los pueblos de Santiago también los llaman, genéricamente, como el interior de la provincia. Mire, en el caso de Buenos Aires, por ahí se explica un poco, ¿no?, ellos siempre han tenido un puerto, el más importante de la Argentina, desde ahí miraban quizás un poquito para afuera y no tanto para adentro. Les gustaba compararse con París, esas tilinguerías de pariente pobre al medirse con el rico y hallar algún parecido. Además, si uno ve el mapa, son orilleros, pues están en la orilla del país y eso en cierta manera los justificaría.

Pero la capital de los santiagueños está casi en el medio de su territorio, su gente es la misma —tonada más, tonada menos— de Las Termas, Quimilí, Urutaú, Pampa de los Guanacos, Loreto o Bandera Bajada. No me diga que en esos pueblos se creen el interior, pues entonces serían el interior del interior, algo así como una muñequita rusa, una tontería sin remedio.

¿Entonces alguien de El Mojón, departamento Pellegrini de Santiago, vendría a ser el interior del interior del interior? ¿Cómo? Si la provincia es el interior y Pellegrini es el interior de Santiago, El Mojón sería el interior de Villa Nueva Esperanza, cabecera de ese departamento. Ridículo, amigo.

No se confunda: no hay capital por un lado e interior por otro.

Estamos en el mismo buque.

Se llama la Argentina.

Juan Manuel Aragón                   

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