02/12/2018

Opinión

Alperovich y la difícil tarea de construir desde el llano

El distanciamiento de Manzur obliga al ex mandatario a emprender un trabajoso camino. Pocos fieles para un proyecto. ¿Y si se queda cómodamente sentado en la banca?
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José Alperovich, senador por Tucumán.

José Alperovich se enojó con Juan Manzur y anunció la ruptura. Siempre consideró que se iba al Senado gozando de una licencia con goce de haberes por cuatro años y volvía victorioso a su despacho del palacio de San Martín y 25 de Mayo. Pero no, el despacho va a seguir ocupado ¿por Manzur?

Anoticiado de que en el baile de la silla se quedó con la escoba en la mano, el otrora poderoso gobernador de los tres mandatos tuvo que salir a construir política desde el llano, con espacios de poder acotados y con billetera (estatal) flaca.

Había designado, con el simpático consentimiento del gobernador en ejercicio, funcionarios en puestos clave. La Secretaría General, los ministerios de Interior y de Economía, entre muchos otros lugares, estaban ocupados por gente de su riñón. Pero la realpolitik de la comarca llevó a esos funcionarios, luego de tres años, a valorar con halagos a la gestión Manzur.

"Le dí todo lo que me pidió", suele repetir Manzur. Y lo hizo, desde consentir las designaciones hasta la famosa foto en la oficina de la concesionaria de ventas de autos un sábado a la mañana, café de por medio, en lo que muchos creyeron ver un deterioro de la imagen institucional del gobernador en ejercicio.

Pero el todo no le alcanzó a Alperovich. Vino por más cuando el horizonte de la elección 2019 comenzó a clarear. Quiso imponer sus condiciones nuevamente y no encontró nuevos síes que renovaran su vocación retornista.

Se enteró de que muchos heridos de su gestión de 12 años habían sido arropados por Manzur. Algunos volvieron a buscar el Partido Justicialista, otros a recuperar espacios que les habían sido arrebatados y todos coincidiendo en la necesidad de renovar.

Y ahora en el llano está empezando a entender que el camino se hace cuesta arriba. Cuenta con su fiel escudero, Jorge Gassembauer, que lo sigue en las buenas y en las malas. La lealtad de Beatriz Mirkin, que siempre confió en él, como primo y como político, y muy poco más.

Le encomendó a Marcelo Ditinis la renovación de los vínculos con los medios de comunicación. Pero "Machi" recogió más recordatorios por su manejo discrecional de la pauta publicitaria oficial en la era Alperovich que compromisos para la colaboración en el "Operativo Retorno".

En lo ideológico salió a copar el espacio kirchnerista, hay que reconocerle alguna coherencia en ese sentido, y el kirchnerismo tucumano lo recibe como "uno más". No lo excluye, pero José Vitar fue demasiado claro: que vengan todos los que quieran pero va a tener que competir en el espacio.

Le queda el camino de "pelear por afuera" pero no es un paso aconsejable en un momento en que el clamor por la unidad del peronismo cobra mucha fuerza. Los "K" tucumanos no van a romper con el PJ. Saben que eso le puede abrir el camino de acceso al gobierno a Cambiemos con José Cano o Silvia Elías de Pérez a la cabeza lo que llevaría al peronismo y a la provincia al desastre, habida cuenta de la dudosa capacidad de gestión de los nombrados.

Entonces, ¿qué hacer? Muchos creen que le pueden aconsejar que converse para acordar su continuidad en el mullido sillón senatorial desde 2021 a 2027. Un cómodo lugar para esperar mientras observa la marcha de Manzur que, según muchos, tiene un objetivo que trasciende largamente los 22.000 kilómetros cuadrados de la provincia más pequeña de la Argentina. ©eldiario24.com




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