22/05/2017

Tucumán

Preocupante

Tucumán tiene la tasa más alta de suicidios en el país

Se socializó un informe con esas conclusiones. La provincia queda segunda en términos del suicidio adolescente.
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"lo que principalmente falta en la sociedad son los canales de comunicación" dijo Sigler.

La Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud de la Nación acaba de dar a conocer la estadística correspondiente a 2015 en materia de argentinos que se quitaron la vida. Esos datos arrojan índices inquietantes para Tucumán y el NOA.

En primer lugar, Tucumán presenta la tasa más alta de suicidios, en todas las edades, en lo referido a la modalidad de suicidio más recurrente (no se brindan detalles por una cuestión de ética periodística en el tratamiento de esta problemática). Las tasas de fallecimiento por esta causa se miden, en el sistema nacional, en cantidad de casos cada 10.000 habitantes.

En segundo lugar, en lo referido específicamente al suicidio adolescente, es decir, al de jóvenes de entre 15 y 24 años, las tres provincias que lideran esa dolorosa tabla nacional son de esta región. Primera se encuentra Salta, segunda se halla Tucumán y tercera está Jujuy.

El doctor Walter Sigler, titular de la Dirección General de Salud Mental del Ministerio de Salud de la Provincia, se mostró preocupado por los indicadores; aunque también sorprendido porque manifestó que las estadísticas que maneja el Sistema Provincial de Salud muestran una caída en los índices provinciales. Puntualizó, en ese sentido, que los protocolos para la confección de los índices tucumanos presentan diferencias con respecto a los nacionales. (Ver: La Provincia maneja otras estadísticas)

Las conclusiones del informe del Ministerio de Salud de la Nación activan alarmas sociales porque “se observa un incremento en la tasa global de suicidios en 2015 con respecto a 2013”.

Se hace hincapié, además, en “una amplia diferencia entre sexos” porque el 80% de los casos de suicidios corresponden a hombres. “Los varones presentaron un crecimiento mayor en las tasas que las mujeres”, subraya el reporte.

Hay, además, malas noticias con respecto a los adolescentes: “Al estratificar por grupo etario, se observa un marcado ascenso de casos entre los 15 y los 24 años”.

El doctor Walter Sigler precisa que no ha recibido aún el informe oficial del Ministerio de Salud de la Nación. Sobre la base de las estadísticas oficiales el titular de la Dirección General de Salud Mental de la provincia puntualiza que, mientras el organismo nacional consigna los datos correspondientes a 2015, en el Ministerio de Salud de la provincia se manejan ya las estadísticas locales correspondientes a 2016.

“A nivel provincial manejamos que hubo una disminución en la tasa de suicidios: de 11 cada 100.000 habitantes en 2015 a 10 en 2016”, puntualiza. Hace hincapié, precisamente, en esa diferencia metodológica: la nación establece su tasa cada 10.000 habitantes, mientras que Tucumán la mide cada 100.000.

Acerca de que Tucumán sea la provincia con tasas más altas de suicidios en todos los sectores etarios, y que se encuentre segunda en el segmento de 15 a 24 años, el especialista se declaró “sorprendido”. “Hace tres semanas conversé con autoridades de Salud de Tierra del Fuego, que manifestaban su consternación porque sus tasas eran más altas que las de Tucumán”, aseveró.

Con independencia de estos contrastes, Sigler no niega importancia al flagelo del suicidio adolescente. “La problemática debe abordarse de manera interdisciplinaria e intersectorial, porque comprende también a la educación, la justicia, el desarrollo social y la seguridad.

Por caso, destacó que se están dictando capacitaciones específicas para el personal en seguridad, “que tiene el rol más activo cuando el hecho suicida, lamentablemente, se concreta”.

“A la vez, apuntamos a generar las herramientas para detectar los síntomas. Y en ese campo, el docente es clave para la detección del adolescente en riesgo, que a veces ni la propia familia atiende”, advirtió.

Sigler alerta que “lo que principalmente falta en la sociedad son los canales de comunicación y los códigos de convivencia en sistemas familiares. Es decir, están cada vez más bloqueados. Pareciera que se transfirió la comunicación personal y física entre los miembros de la familia a la comunicación mediada por los celulares. Y cuando el contacto no se da con el cuerpo sino con las redes, comienza a faltar la contención afectiva”, distinguió.

“La recomendación que damos siempre a las instituciones educativas y a los propios alumnos es trabajar mucho con los canales de comunicación para que sean más claros y más directos, para que lleguen con contención afectiva. Lo central es cuidar a los adolescentes. Y que ellos se sientan cuidados”, concluyó.







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