03/04/2020

Opinión

La caza de brujas ante un caso de coronavirus

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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La caza de brujas ante un caso de coronavirus

Apenas se conoció que había un cuarto caso de coronavirus en Santiago del Estero, cientos de santiagueños salieron por las redes a pedir el nombre. Estaban desesperados, ¡pedían el nombre!, ¡el barrio!, ¡su calle! Se trata, según el informe oficial, de una joven que volvió del Perú, junto a otras cinco personas. Todos están controlados en su domicilio, no hicieron contacto con nadie, y tienen un buen estado de salud.

Pero ya salieron muchos a criticarla porque viajó al extranjero y por lo tanto será culpable de diseminar virus por todos lados. Lo curioso es que la señalan con el dedo índice bien estirado muchos que en su oportunidad viajaron al exterior por una parte y, por otra, resentidos que nunca tuvieron plata para el pasaje, pero bien que les gustaría hacer un viajecito aunque más no sea a algún país limítrofe.

Cuando alguien señala que mucha gente viajó al extranjero, responden “pero se fue en medio de una pandemia”. Che, ¿en serio lo dicen?, ¿alguien sabía que iba a ser tan grave el asunto?, ¿alguien estaba totalmente seguro de lo que haría el gobierno hasta cinco minutos antes de que se decretara el primer aislamiento? Algunos tenían el pasaje comprado y se mandaron, porque no hay antecedentes de que algo así haya sucedido antes en el mundo. Mejor dicho, nadie tiene memoria de un suceso parecido, al menos en su cuero.

Es de esperar que se calmen los ánimos, que el escrache que sucedió en otras provincias no se repita y que no haya amenazas de muerte e insultos de baja ralea a los supuestos enfermos y sus allegados. Hablaría muy mal de los santiagueños. En otros lugares del mundo podrían creer que tenemos irracionales odios a quienes osan salir de la provincia por trabajo, por placer, por turismo, por lo que fuere.

Desde hace varios años Santiago del Estero está embarcada en una política de estado que abrió sus puertas a millones de viajeros de todo el mundo que desean pasar unos días de solaz y esparcimiento en sus ciudades y pueblos. Todos serán bienvenidos de nuevo cuando pase la pandemia y las aguas se calmen.

Que cuatro o cinco descerebrados, pobres cazadores de brujas, no arruinen el trabajo de años, sería el deseo de quienes creemos que la vida seguirá luego del coronavirus.

Si no es mucho pedir, claro.

©Juan Manuel Aragón                   

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