20/11/2020

Opinión

¡Araca la cana!, el botón, la gorra, la taquería, la yuta

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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¡Araca la cana!, el botón, la gorra, la taquería, la yuta

Vamos por la etimología de las antiguas cárceles amigos, para nombrar al botón la cana, la gorra, la taquería, la yuta. Todas denominaciones usadas en las conversaciones diarias, nombrando al policía, de tan comunes, ya no se ofenden si los nombran de esa manera. Antes de seguir, debo aclarar, estas curiosidades las debo a Julio Pastor Olivera, comisario santiagueño que una tarde, en un bar frente a la plaza, me aleccionó acerca del asunto. De todas maneras, los aciertos de este escrito, si los hubiere, se deben a sus diáfanas explicaciones y sus yerros, pifias, gazapos e inexactitudes, son todos míos.

Botón. También es “tombo”, dicho al vesre. El uniforme de los policías de antaño tenía botones de metal, brillantes. La gente común y corriente usaba camisas con botones como usted, su vecino o yo. Los de los policías eran muy notables y de ahí que el apodo les pasara también a ellos. “Por ser bueno // me pusiste a la miseria // me dejaste en la palmera // me afanaste hasta el color // en seis meses me comiste el mercadito // la casiya de la feria // la ganchera el mostrador // ¡Chorra! me robaste hasta el amor // ahura tanto me asusta una mina // que si en la calle me afila // me pongo al lao del botón”. (Chorra. Letra y música de Enrique Santos Discépolo).

Cana. En la antigüedad, antes de que la institución policial se volviera una profesión hecha y derecha, con estudios terciaros o universitarios, el comisario era nombrado por algún político amigo. Un premio a la militancia partidaria que, de todos modos, se entregaba a alguien respetado por la comunidad, preferentemente mayor de 40 años. Como casi todas las personas mayores, en un mundo con pocos viejos, el designado en el cargo tenía canas. De ahí “el canoso” o más simple “el cana”. “¡Araca la cana! // Ya estoy engriyao... // Un par de ojos negros me han engayolao. // Ojazos profundos, oscuros y bravos, // tajantes y fieros hieren al mirar, // con brillos de acero que van a matar. // De miedo al mirarlos el cuor me ha fayao. ///¡Araca la cana! ya estoy engriyao.” (“Araca la cana”. Tango con música de Enrique Delfino y letra de Mario Rada).

Gorra. No necesita explicación. Hasta hace poco, los policías de todas las provincias, usaban gorra como una obligación. Decir policía o “la gorra” era lo mismo. Ahora en varias provincias se va perdiendo la costumbre y quizás los chorizos deban explicar a sus hijos por qué llaman de esa manera a sus enemigos naturales. “Ahora que no sos // Mala Fama y cumbiero // Usas ropa apretada // Y pelo corto bien gorrero // Cuando andás cortando soga // Te cruzás con la vagancia // Y nosotros puro ritmo // Vino tinto y sustancia // ¡Arriba la vagancia! // Vos llevás // La marca de la gorra / Y tocá // Que te la vuelo ahora”. (“La marca de la gorra”. (Letra y canción Mala Fama).

Taquería. Es la comisaría. Según Julio Pastor, fallecido en un trágico accidente automovilístico en la ruta 64, hace largos años, antiguamente los homosexuales (los “invertidos”, decía él, en un antiguo idioma desaparecido entre los argentinos), usaban zapatos con taco. Según diccionarios autorizados quienes usaban ese calzado eran los compadritos. Pues bien, cuando caían presos o eran detenidos por alguna causa, les cortaban uno o dos tacos para que volvieran rengos. Una advertencia sobre posibles futuros castigos. “En tu baraje gringo, ciudad mía, // vas perdiendo tus zarzos y tu brillo. // Tu malevaje está en la taquería // y apoliya en orsay tu conventillo.” (“A Buenos Aires”. Letra y música de Edmundo Rivero).

Yuta. Es la perdiz. Por el parecido con la perdiz, rabona, sin cola, se dice yuta a las cosas truncas, que quedan sin terminarse, y las clases raboneadas. Los tucumanos dicen “hacerse la yuta”, los santiagueños “la cuca”, los cordobeses “la chupina” y los porteños “la rata”. También policía, por la similitud del color del uniforme gris, que solían usar antes en muchas provincias, con el de las plumas del ave. La palabra es quichua, no de origen porteño, como creen muchos. “Hoy es un día especial porque el monito a la villa llegó. // Dos años guardado estuvo y al fin la yuta hoy lo largó. // Salió corriendo a ver a su madre que entre // risas y llanto lo recibió. // También los vagos contentos estaban y // esta noche el baile se armó. // Yuta, compadre por fin hoy lo soltaste.” (“La canción del Yuta”. Yerba Brava).

Estaba terminado el escrito y se me ocurrió agregar las letras de piezas del acervo popular argentino. Pienso que tal vez le hubiera gustado esta nota, al amigo Julio Pastor, a cuya memoria dedico estas líneas.

Juan Manuel Aragón                   

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