05/02/2022

Opinión

El “patrón de estancia”, injusto insulto a gente buena

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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El “patrón de estancia”, injusto insulto a gente buena

Hay colectiveros buenos y malos, talabarteros buenos y malos, políticos buenos y malos, futbolistas buenos y malos. También hay verdugos buenos y malos: los buenos matan de un solo hachazo y los otros necesitan dos o tres para dejarte frito.

Pero si necesitan decir de alguno que es un déspota, trata mal a la gente, se aprovecha de la debilidad de otros, lo califican como “patrón de estancia”. Oiga, algunos son buena gente, no se aprovechan de sus empleados, les pagan bien, los consideran, se hacen amigos.

El patrón de estancia para empezar, siempre da la cara. Casos hay de grandes extensiones de tierra de sociedades anónimas, tienen empleados sin conocerles la cara y no les importa si viven o se han muerto. Los tratan como un número: si los tienen que correr, los pasan por arriba y chau picho.

Escupen “patrón de estancia”, sin saber que la mayoría conoce a sus obreros y empleados, sus mujeres y sus hijos, ha compartido con ellos alguna fiesta en el pueblo, establece relaciones de compadrazgo y cuando uno tiene dificultades, no duda en darle una mano.

Casos hay de encargados de campos, que han visto al dueño de la finca una vez en la vida. Llegó en una camioneta, se bajó, miró para todos lados ni saludó, y trepó el vehículo para volverse. Por eso, si quiere agraviar a uno pues trata mal a los empleados, digalé “inversor en propiedades agrarias que no sabe ni decir bosta de vaca e ignora olímpicamente a sus asalariados”. Pero, por favor sáquese el sombrero ante el patrón de estancia, pues vive en el campo, sufre la sequía, las plagas, la helada, la inundación y la voracidad de los bancos de los inversores, que quieren quedarse con su campo, echar a los empleados y sembrar soja.

Juan Manuel Aragón                   

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