30/10/2018

Tucumán

Tras más de 50 años, un radical gobierna la provincia de Tucumán

El legislador Ariel García quedó a cargo del Ejecutivo debido a que Juan Manzur se encuentra de misión comercíal en el exterior, Osvaldo Jaldo en Buenos Aires y otra serie de casualidades.
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El legislador radical Ariel García quedó a cargo del Poder Ejecutivo.

Lázaro Barbieri fue gobernador de la provincia de Tucumán entre los años 1963 y 1966, fue el último mandatario proveniente de la Unión Cívica Radical, hasta hoy, que el legislador Ariel García tuvo que hacerse cargo del Ejecutivo ante una serie de ausencias.

Este hecho tan curioso como histórico para la provincia, se da exactamente a 35 años de las elecciones nacionales de la vuelta de la democracia, del 30 de octubre del año 1983, en las que se impuso Ricardo Alfonsín, que gobernaría la nación hasta julio de 1989.

El gobernador Juan Manzur se encuentra encabezando una misión oficial por Perú, Estados Unidos e Israel. El vicegobernador, Osvaldo Jaldo, lo reemplaza en un viaje previamente agendado a Buenos Aires, adonde participará de una reunión junto a otros mandatarios del país y el jefe del interbloque Argentina Federal del Senado de la Nación, Miguel Ángel Pichetto.

El titular subrogante de la Cámara, el peronista Fernando Arturo Juri, acompañó a Jaldo en ese viaje. Por su parte el vicepresidente 1° de la Legislatura, el oficialista Juan Antonio Ruiz Olivares, forma parte de la comitiva de Manzur en el extranjero, por lo que quedará a cargo del Ejecutivo el vicepresidente 2° del cuerpo legislativo, el radical Ariel García.

Al frente de la Legislatura permanecerá Marcelo Caponio, ya que preside la primera comisión en el orden de sucesión interno: Asuntos Constitucionales e Institucionales.


La administración de Barbieri se desarrolló con graves problemas presupuestarios, en un contexto de gran crisis económica y agitación gremial, lo cual dificultó su gestión. Su gobierno coincidió con la etapa más aguda de crisis de la industria azucarera, ocasionada por la caída de la producción y la rentabilidad de los ingenios, muchos de los cuales se encontraban en virtual estado de bancarrota, ya que muchas de las firmas industriales se encontraban endeudadas con bancos particulares y con el estado nacional.




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