16/03/2023

Opinión

OPINIÓN

La lucha por la soberanía

Por Jorge Luis Bernetti para Télam.

Un contingente de tropas de la región de Kosovo será enviado a las Islas Malvinas como parte de una operación de “apoyo a la paz” que la asamblea de ese pedazo de los Balcanes apoyó a partir de un acuerdo firmado entre los ministerios de Defensa del Reino Unido y la parte correspondiente de Kosovo. Así lo denunció esta semana el investigador Daniel Kersffeld en una nota periodística (diario Página 12).

La acción forma parte de la política de Gran Bretaña – y de los Estados Unidos – tanto para los Balcanes como para las Malvinas y el Atlántico Sur.

La autoproclamada República de Kosovo constituyó un desgajamiento de Serbia en el marco de la terrible lucha que produjo la liquidación de la Federación Yugoeslava por la acción de los Estados Unidos y Europa a través de la OTAN. La Alianza Atlántica demolió literalmente a la nación serbia – en un conflicto de barbarie por todas las partes- y luego dejó dividida a aquella región cuyo nombre fue usado tradicionalmente para calificar la división de estados en beneficio de una potencia, como se produjo en esa geografía y también en América Latina luego de la independencia de España.

Ahora el ejemplo de la “independencia” de Kosovo, que no ha sido reconocido por la Argentina dado que sirve de apoyo a las pretensiones de legitimación de la soberanía británico en el archipiélago atlántico conosureño o su eventual independencia. Del mismo modo, la República Popular China desconoce la jugada debido al problema de la posible independencia de la isla de Taiwán, dado que los Estados Unidos han abandonado su pretensión de que la denominada “República de China” pueda imponer su dominio sobre el continente, al que las fuerzas del derrotado gobierno del Kuo Ming Tan abandonaron derrotadas en 1949. Por cierto, tampoco Rusia reconoce la disminución de su aliado Serbia.

Este avance de Gran Bretaña moviendo a su peón kosovar con el apoyo indisimulado de los Estados Unidos, enfrenta una vez más a la soberanía nacional. La denominada República de Kosovo apoya así a un país de la OTAN y quizás sea premiada con su membresía en ese bélico club en poco tiempo, con lo cual se garantizaría a su vez - si hiciera falta – la “legitimación” de su estructura estatal. Es la alianza de la OTAN la que se mueve otra vez y la Argentina está frente a ella en esta jugada diplomática y estratégica. La poderosa br militar en Malvinas montada por Gran Bretaña se verá así reforzada, aunque más simbólica que prácticamente en la ocasión.

La respuesta nacional implicaría asumir un nivel político de enfrentamiento mayor con la alianza nor-occidental. Pero quizás la conciencia de ese frente de conflicto no está claramente asumida en la Argentina; culpa de la Sociedad y del Estado de manera compartida. Son los argentinos patagónicos los que sienten con mayor fuerza esta contradicción, pero en el conjunto de la Nación no está presente tan fuertemente ese dato de conflicto. El hecho de que la Constitución argentina reformada haya incluido – pertinentemente – la lucha de acuerdo con el derecho internacional por la reconquista de la soberanía sobre el archipiélago malvinero, no puede confundirse con la necesidad de que la Defensa nacional enfrente el desafío planteado por Londres – y Washington – por la OTAN y por la Unión Europea que reconocen la usurpación británica.

Es hasta paradójico que en este momento de recalentamiento de la crisis financiera internacional, la presidencia de la Unión Europea plantee en esta misma semana ante el propio Parlamento comunitario que la UE quiere “reducir” la dependencia, aumentar la “independencia” continental. Pone como ejemplo, nada menos que el abastecimiento por China Popular del 97 % de las necesidades de litio del continente cuya capital es Bruselas. Ello suena como las advertencias indirectas de la jefa del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos sobre el mismo mineral en poder sustancial por parte de países latinoamericanos como el nuestro. Se trate de la soberanía territorial, tanto como el control de las materias primas, el problema es, para la Argentina como para el continente latinoamericano, adecuar su política de Defensa para estar lo mejor preparado que sea posible para enfrentar ya no golpes diplomáticos, sino de otra índole. La utilización de Kosovo es solo una pequeña muestra de la importancia del desafío.




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