02/01/2023

Tucumán

Librería Universitaria

Librería Universitaria cerró sus puertas

Desde hace casi seis décadas, funcionaba en la ochava de Ayacucho y General Paz.

Durante casi seis décadas, la Librería Universitaria fue un abrazo a la cultura de Tucumán en una de las puertas al Barrio Sur. Los libros parpadeaban como semáforos en deshoras en los escaparates en busca de profesionales y estudiantes en la ochava de Ayacucho y General Paz, a 50 metros del Rectorado de la Universidad Nacional de Tucumán.

Como se encontró acorralada por la crisis económica actual, las persianas de la Librería Universitaria bajaron definitivamente. Carlos Alé, uno de sus propietarios, comentó: “Fue de todo un poco, poca demanda de material, poca demanda de libros, el costo de los libros, la gran mayoría están en dólares".

Además agregó: "eran libros importados en su gran mayoría, tanto como para el profesional como para el estudiante, y a eso había que sumarle los costos de las personas y los costos fijos. La mantuvimos a la librería hasta donde pudimos y fueron muchos años”.


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En una entrevista a La Gaceta, comentó que "la librería se instaló en esta esquina y empezó en una casona vieja, en la misma ochava en el año 63.  Él vino de San Juan los 9 años, luego comenzó a trabajar en la universidad cuando se creó la Facultad de Medicina y después empezó su vida independiente con la venta de libros universitarios".

Sobre las especialidades que abarcaban dijo que también tenían de psicología. "El fuerte nuestro era la medicina con todas sus especialidades, y después nos fuimos abriendo un poco la variedad, entramos en agronomía, computación cuando fue el boom".

De igual manera aclaró que la parte gráfica va a continuar. "Tratamos de manejar un porcentaje de ganancias necesarias, no abusivo, por eso generamos tanta clientela. Ahora estamos renovando unas máquinas, que vamos a ver si llegan para los primeros días de febrero.  Estamos en eso, en ese cambio total de mentalidad".

Para cerrar dijo que lamentablemente, se tomó esa determinación. "Hablé con mis hermanos y les dije que esto tenía que terminar acá porque nos iba a llevar puestos. Lo que cubría todos los gastos y todo de la librería, el personal, el costo fijo, era la parte de la imprenta. Si lo vemos como algo sentimental está bien, pero si lo vemos como negocio, no está bien".




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