27/09/2020

Opinión

Historia de la presentación de un libro, pero sin el libro

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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Rody Beltrán, el talentoso protagonista de la presentación del libro.

Una de las primeras ferias del libro de Santiago fue en galería “Paseo el Siglo”, en los altos de 9 de Julio e Independencia, un viejo edificio reciclado que antaño había tenido en su planta baja el “Okey”, un bar y billares y ,en el primer piso, el Museo de Bellas Artes de la provincia. Acontecimiento de relevancia, libreros de Santiago y del norte trajeron sus textos a mostrarlos y darlos a conocer. También hubo conferencias, charlas, disertaciones, como siempre en estas ocasiones.

Los disertantes debían inscribirse con anticipación, así los organizadores disponían el horario, la sala, los micrófonos, las sillas, en fin. El amigo Rody Beltrán se anotó para presentar un poemario de nombre sugestivo: “Manual de instrucciones para no llorar por una mujer”. Diga si no le gustaría leer un libro así y lucirlo en su biblioteca.

Como presentador, eligió al amigo Ariel Horacio Sequeira, serio periodista escrito y radial santiagueño, gran lector y amigo sobre todo. Sequeira le pidió el texto para saber qué opinar y Rody le fue dando explicaciones hasta ese día cuando le confesó la verdad, no se lo habían entregado en la imprenta.

Como gran periodista y amigo del autor, Sequeira improvisó unas palabras elogiando la personalidad del autor, las grandes dotes para las artes plásticas y la literatura (Rody además es un afamado y premiado fotógrafo y cineasta) y su bonhomía, por supuesto. Como quien dice, salió del paso con lo que halló a mano.

Rody habló ante el público, explicó las razones por las cuales presentaba un libro sin el libro y, como para dejar algo conforme a los presentes, leyó unas páginas. Su público era mayormente mujeres y los poemas no causaron una buena impresión en algunas de ellas, para decir lo menos. Uno de los versos, el más conocido de todos, casi un caballito de batalla, se titulaba “Negrita de barrio”. Imagine el disgusto de algunas de sus oyentes. Las poesías no eran un dechado de corrección política para dar una descripción somera.

La anécdota me la contaron, igual, palabras más, palabras menos, sus dos protagonistas, es decir, la noticia fue chequeada en dos fuentes. Algunas de las asistentes, ante la consulta para armar esta nota, prefirieron no recordar ese día o acordarse con una sonrisa algo triste dibujándose en sus labios.

Las ferias del libro se fueron haciendo cada vez más importantes en Santiago: los últimos años se organizaron en el Fórum, un gran espacio, especial para convenciones, con los últimos detalles de la modernidad en cuanto a iluminación, micrófonos, parlantes, piso alfombrado, todo un lujo. La visitan impresores, libreros, editores y autores del país y el extranjero y miles de interesados en la cultura recorren sus stands, adquieren obras de autores santiagueños y del mundo, hay talleres, exposiciones, conferencias de autores de fama nacional e internacional y ningún detalle se deja librado al azar. Este año la pandemia ha impedido funcionar el espacio de cultura, una maravillosa ventana para mostrar la provincia al mundo.

Es posible que Rody se enoje cuando lea esta nota y quizás pierda un valioso amigo, pero hay anécdotas que merecen ser contadas, sobre todo para la posteridad, así cuando los nietos o bisnietos quieran saber algo de las andanzas de los antepasados, no se queden solamente con la imagen del cuadro del abuelito muerto, en la mesa de luz de la casa de los padres y adquieran vida, a través de sus historias narradas por los contemporáneos, aunque sea en historias ínfimas como esta. Para averiguar quién es uno, primero debe saber de dónde viene.

A veces una sospecha me asalta, ¿lo habrá mandado a imprimir? Cuando Rody me confirmó lo que ya sabía por Sequeira, cabía preguntarle si al final le entregaron el libro. Su respuesta fue maravillosa: “Al final no lo hice, pero no importaba, si ya lo había presentado”.

Perdón, Rody, el periodista le ganó al amigo.

Juan Manuel Aragón                   

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