08/02/2017

Culturas

Murió el teórico y lingüista franco-búlgaro Tzvetan Todorov

El pensador, autor de obras como La teoría de la literatura de los formalistas rusos (1965), La conquista de América (1984) e Introducción a la literatura fantástica (1971), falleció en París a los 77 años.
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Todorov murió en París a los 77 años.

El filósofo, lingüista, sociólogo, historiador, crítico y teórico literario franco-búlgaro Tzvetan Todorov, autor de títulos como La teoría de la literatura de los formalistas rusos (1965) y La conquista de América (1984), y considerado uno de los grandes intelectuales contemporáneos, murió en París a los 77 años por complicaciones derivadas de una enfermedad neurodegenerativa.


El pensador, nacido en Bulgaria pero de nacionalidad francesa, era considerado uno de los grandes intelectuales europeos contemporáneos y fue profesor en las universidades estadounidenses de Yale, Harvard y Berkeley. También se desempeñó como director del Centro de Investigaciones sobre las Artes y el Lenguaje del Centro Nacional de la investigación Científica de Francia (CNRS, por sus siglas en francés).


Con un pensamiento que se presenta como un registro lúcido sobre el lado oscuro de la modernidad, Todorov deja como legado una extensa indagación sobre cuestiones como la alteridad, la memoria y las experiencias totalitarias a través de medio centenar de textos en los que se dedica a descifrar la naturaleza humana desechando el maniqueísmo y la tentación de la mirada autocompasiva.


Conocido principalmente en América Latina por La conquista de América: el problema del otro, Tódorov siempre estuvo interesado en el tema de la alteridad, el que también exploró en obras como El hombre desplazado y Nosotros y los otros, mientras que trabajos como La experiencia totalitaria, Los enemigos íntimos de la democracia y Muros caídos, muros erigidos, entre otros, lo cimentaron como un pensador político con mucho que decir en la actualidad.


Nacido en Bulgaria en 1939, donde por muchos años estuvo abolida la libertad, vivió bajo esa opresión hasta los 24 años, cuando un tren lo depositó en París para desarrollar su formación.


"Desde finales de la Guerra Frí­a, la democracia en Europa está sometida a numerosos peligros. Y la mayorí­a de ellos no procede del exterior, sino de las reglas y mecanismos de la propia democracia, que se han llevado al extremo de la perversión extenuando el sentido original del sistema moderno", aseguró Tódorov en una entrevista concedida al diario español El Mundo en 2013.


"En la sociedad actual estamos exagerando el miedo a los otros. Y ese terror a los que consideramos bárbaros nos convierte en bárbaros a nosotros", sostuvo también el ensayista, distinguido con el Premio Prí­ncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2008 y la medalla de la Orden de las Artes y de las Letras en Francia, entre otros galardones, quien aportó algunos de los más contundentes análisis sobre la situación de las libertades en el mundo y denunció desde un conocimiento preciso, los riesgos del totalitarismo.


Todorov había estudiado Filologí­a Eslava en su ciudad natal y, ya instalado en París, continuó su formación, junto con Roland Barthes y Gérard Genette, doctorándose en 1966. Al principio se enfocó en la crí­tica literaria pero con el tiempo se inclinó por el análisis cultural para terminar enrolándose como un "historiador de las ideas".


"La Historia nos ayuda a salir de la ilusión maniquea en la que a menudo nos encierra la memoria: la división de la humanidad en dos compartimentos estancos, buenos y malos, ví­ctimas y verdugos, inocentes y culpables. Si no conseguimos acceder a la Historia, ¿cómo podrí­a verse coronado por el éxito el llamamiento al '¡Nunca más!'? Cuando uno atribuye todos los errores a los otros y se cree irreprochable, está preparando el retorno de la violencia, revestida de un vocabulario nuevo, adaptada a unas circunstancias inéditas", escribió en el artículo que documenta su paso por Buenos Aires, tras una estadía de una semana en la Argentina, país al que había llegado en noviembre de 2010.


En ese momento se produjo su visita al Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, emplazado sobre la ex ESMA, que le provocó sensaciones encontradas en torno a la manera en que aparecía cristalizada la memoria sobre los años de la dictadura. (Télam, bbc.com)




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