21/07/2020

Argentina

Editorial

Luis Majul habló de una "embestida" de Cristina Kirchner contra la Justicia

El periodista se refirió a la vicepresidenta durante su programa Mirá lo que te digo.

Luis Majul, en su programa Mirá lo que te digo, que se emite por LN+, habló sobre la imputación del diputado Rodolfo Tailhade por amenazas y de una embestida de la vicepresidenta Cristina Kirchner contra la Justicia.


"Antes que nada quiero agradecer por la cantidad de saludos que recibimos. Hoy es el Día del Amigo, pero no sabía que tenía tantos. Son los saludos de cientos de personas que se alegraron con la noticia de la imputaciónal violento diputado Rodolfo Tailhade debido a las amenazas que nos hizo", comenzó Majul.

Editorial completa:

Ya sabés, no solo imputaron a este ex agente de inteligencia, sino a otras dos personas más: una se llama José Luis Colombo, es el yerno del corrupto confeso Ernesto Clarens; lo imputaron por enviarme frases e imágenes intimidatorias. El otro es un militante kirchnerista que "creó" una de esas imágenes.

Es bueno que sepas que esta imputación no solo pone un límite a este diputado violento y denunciante-serial- fallido. También le pone un límite a la propia vicepresidenta, porque supongo que a partir de este dictamen de la Justicia su abogado le pedirá que se cuide de subir videítos con imputaciones falsas. Ya una vez sugirió que Lanata, Leuco, Wiñazki y nosotros éramos una suerte de asociación ilícita. Si lo vuelve a sugerir, accionaremos también contra ella. Y su responsabilidad sería doble, por el lugar institucional que ocupa. Porque nadie puede estar por encima de la Constitución ni de la ley.

Analizando la audaz ofensiva de Cristina Fernández concluimos que, como la cuarentena, la vicepresidenta ataca y hostiga a personas o sectores por fases. La última fase de ataque contra medios y periodistas, la fase en que nos puso a nosotros, en especial, como blanco principal, empezó hace más de un mes, y parece haber terminado. Por ahora. Ahora ella y su abogado, el ideólogo de los ataques, Carlos Beraldi, lanzaron, sin anuncios previos, la segunda fase. La del ataque a los jueces. No a los jueces en general, a los que tienen que dictaminar en sus causas de corrupción. Los de la Corte, por supuesto, son algunos de ellos. Pero también hay fiscales, jueces de instrucción y en especial los camaristas que revisan los fallos de los magistrados de primera instancia.

Ella quiere limpiar a 38 magistrados que no le caen bien, Cristina los quiere reemplazar por jueces amigos, del palo. Vamos a analizar este punto hoy, junto a la doctora Silvina Martínez, porque es un verdadero escándalo. Y vamos también a analizar el curioso dictado de procesamiento a Javier Iguacel, ex ministro de Energía, por parte del renunciado y desprestigiado juez Rodolfo Canicoba Corral.

Vos sabés: Canicoba presentó la renuncia a partir del próximo 25 de julio. Sin embargo, antes de presentarla, se apuró en procesar a Iguacel y al ex Procurador del Tesoro Bernardo Saravia Frías en una causa que investiga las concesiones de peajes. Iguacel, además de ser el intendente de Capitán Sarmiento, no es un dirigente cualquiera. Es el principal testigo de la causa de la obra pública, con Cristina procesada como jefa de una asociación ilícita, y ahora en trámite de juicio oral.

Ya sabés, también, que una vez que una causa ingresa a juicio oral todas las chicanas y operetas se acaban, y los abogados deben presentar datos concretos para probar la inocencia de sus clientes.

Bueno, ni Cristina ni Beraldi, el abogado que habría cobrado 7 millones de dólares por su defensa y por la de Cristóbal López, parecen contar con esas pruebas para probar la inocencia de la vice. Por eso, en la primera sesión del juicio, Cristina, en vez de responder preguntas, amenazó a los tres jueces del tribunal así: "¿Preguntas? ¿Que conteste preguntas yo? Ustedes son los que van a tener que responder preguntas". Bien. Con el procesamiento de Iguacel, Cristina podría jugar una carta fuerte a su favor. Con el principal testigo procesado, los abogados defensores de la vicepresidenta y otros van a pedir la anulación de su testimonio.

Vos a esta altura te preguntarás: ¿Y por qué tomó Canicoba esta controvertida y última decisión de procesar a Iguacel y Saravia Frías justo antes de hacer efectiva su renuncia? Mi deducción: porque así pagó el hecho de que el cristinismo en el Consejo de la Magistratura, en vez de iniciarle el correspondiente juicio político por enriquecimiento y otros delitos, le permitió irse por la ventana, pero con una jubilación de privilegio de más de 300 mil pesos.

Iguacel y Saravia Frías ya recusaron a Canicoba. Para hacerlo, tomaron como evidencia los fundamentos de la renuncia a su cargo de juez. Canicoba argumentó que renunciaba hastiado de la campaña de desprestigio que le montaron los medios y periodistas, y también el gobierno de Macri.

Te propongo que analicemos la desafortunada frase de Alberto Fernández al responder una pregunta de un periodista del diario británico Financial Times. El Presidente dijo, textual, que "no cree en los planes económicos". Sin embargo, la última vez que le habían preguntado por eso, en febrero, antes de la pandemia, Fernández había contestado: "No es verdad que no tenemos un plan. Lo que pasa es que no lo contamos porque estamos en plena negociación." ¿En qué quedamos? ¿Otra vez diciendo primero una cosa y después otra distinta?

A esto nos venimos refiriendo desde hace días cuando nos preguntamos cuánto vale la palabra de un presidente. De este presidente que tenemos. Y no solo cuánto vale. También cuánto daño hace a la economía del país cuando dice este tipo de cosas. En especial, ante una audiencia compuesta por potenciales inversores de la Argentina.

Ayer, Martín Tetaz le preguntó al presidente de Uruguay por su plan pospandemia. Y Luis Lacalle Pou le respondió, palabra más, palabra menos: "Nosotros no tenemos un plan pospandemia. Nosotros venimos trabajando con un programa antes del Covid-19. Y ahora lo estamos corrigiendo, por los estragos de la pandemia". No separó una cosa de la otra. Dio una respuesta tranquilizadora.

Por supuesto, Uruguay tiene problemas económicos serios. Menos serios y graves que la Argentina. Pero las palabras de Lacalle Pou no hacen a esos problemas más graves o peores. Es más, aprovechó para insistir en que Uruguay le va a abrir los brazos, en especial después del Covid-19, a cualquier ciudadano del mundo que quiera ir a trabajar y vivir en ese país. Eso, para él, implica mejorar el PBI y la economía de su país. Pero además de las consecuencias económicas de la devaluación de la palabra presidencial, está el impacto en la salud de los argentinos. No hay nada peor para una sociedad que su máxima autoridad cambie de opinión cada cinco minutos. Es, de verdad, enloquecedor.




Recomienda esta nota: