01/08/2021

Tucumán

lanzado

Alfaro desembarca en el macrismo y pone el objetivo en el 2023

El intendente de San Miguel de Tucumán juega todas las fichas a la gobernación desde la derecha y guarda los abrazos para los desertores peronistas.
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Alfaro desembarca en el macrismo y pone el objetivo en el 2023

Y al final pasó lo que muchos suponían que iba a pasar. Germán Alfaro se vistió de amarillo y decidió ser la cabeza del macrismo en Tucumán. La espera a que el peronismo lo recibiera de vuelta llegó a su fin. Su reconocida amistad y afinidad ideológica con Osvaldo Jaldo no cuajó y, mientras el vicegobernador juega su último resto en una partida perdida de antemano contra Juan Manzur, el intendente de San Miguel de Tucumán se puso la camiseta del expresidente Mauricio Macri y salió a jugar con todo para la gobernación en 2023.

La pobreza de la oferta electoral del macrismo tucumano lo tentó y vio el hueco por donde podría filtrarse para quedarse con el espacio opositor de Tucumán que históricamente parte de un piso del 25 por ciento y araña el 40 por ciento cuando el furor amontona para el lado del más rancio antiperonismo.

Aquí, como lo viene demostrando la decadencia ideológica de la política argentina, ya no importa desde qué perspectiva de ideas se acumula poder sino solamente la habilidad que se tenga para imponer una figura en términos personales. No importan las ideas cuando lo que cuenta es el aparato propagandístico que se despliega.

Abrazado a la imagen de la Virgen de la Merced y un supuesto amor incondicional a la libertad, el hombre fuerte de Villa Amalia sigue los pasos de su protector y mentor Domingo Amaya encontrando en el macrismo el calor del que se sintieron despojados por un peronismo que, aún sumido en internas virulentas, sigue siendo el barco en el que navegan los capitanes, hasta ahora, victoriosos.

A Alfaro, como a casi todos los políticos tucumanos, poco le importa seducir al electorado con ideas, con propuestas. Hará campaña en torno a su figura, sin dudas vendible, y a una gestión a la que trata de teñir de eficiente aunque los basurales, las calles destrozadas y el desmonte irracional del "Jardín de la República" desmienten a cada paso.

Sabe que viene a ocupar el espacio del único no peronista que salió victorioso: el genocida Antonio Domingo Bussi. Sabe que ocupar ese lugar requería, necesariamente, no aliarse con los impresentables herededos del criminal condenado. Así que salió a jugar en ese terreno al tiempo que se ofrece como la pata civilizada del peronismo dentro del espectro macrista.

Hombre pragmático, cree que al desprevenido votante de la comarca se le vende cualquier cosa. Y es probable que tenga razón. No hay dudas que su único objetivo es consolidarse como un espacio provincial que le permita negociar los votos de los escaños nacionales que pudiera conquistar.

El peronismo debe tomar nota que con vistas al 2023 está ante un rival de cuidado al que no se lo combate revelando intimidades para degradarlo moralmente. Tendrá que entender que cada herido que deje en las internas va a recibir el cálido abrazo del hombre que ya decidió jugar con la campera amarilla.

@eldiario24




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