16/08/2018

Argentina

Economía

El FMI le puso tres condiciones al gobierno de Macri, que ya falló en cumplir dos

Al anunciar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Ejecutivo Nacional se propuso que el déficit fiscal primario no supere el 2,7% del PBI, que el país crezca en 2018 y que la inflación no supere el 32% acumulado.
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Otro objetivo del gobierno de Macri que se complica de cumplir.

Cuando Mauricio Macri anunció que realizaría un acuerdo para endeudarse nuevamente con el Fondo Monetario Internacional (FMI), afirmó que con esto asumía tres compromisos, dos de los cuáles ya no se cumplirán.

Las tres metas finales eran: que el déficit fiscal primario no supere el 2,7% del PBI, que el país crezca en 2018 y que la inflación no supere el 32% acumulado. A menos de 5 meses del 31 de diciembre, sólo la primera está garantizada, y es probable, que las otras dos resulten fallidas.

Según explica Ámbito Financiero, hacia el último trimestre del año el Gobierno debería evaluar la alternativa de pedir un "waiver" con el FMI. Para esto, al menos, Mauricio Macri debería haber logrado que el Congreso nacional le haya aprobado el proyecto de ley de Presupuesto 2019, con el 100% del ajuste políticamente garantizado.

Las medidas fiscales de mayor presión sobre el ingreso de los recursos fiscales anunciadas por el Ministerio de Hacienda de Nicolás Dujovne, le dan la garantía al Estado nacional de conseguir un nivel de superávit fiscal primario de 2,7%; porcentaje que incluso podría ubicarse cerca del 2,5%, o aún por debajo. Esta meta es la principal preocupación de los técnicos del Fondo.

En tanto, el acumulado del año de la inflación con un 19,6% complica la meta anual prometida de un límite de 32%. Los privados están hablando de entre 34% y 35%. Se descarta, aún en los despachos oficiales que agosto traerá malas noticias. Sólo por el descarte residual de julio y los efectos de las subas de los combustibles y alimentos, sería inevitable que el incremento de los precios llegue este mes a 3%.

Con esto se acumularía en los primeros ocho meses de 2018 un total de 22,5%; o incluso 23%. Para el resto del año debería lograrse menos de 9,5%; o, dicho de otro modo, un promedio aproximado de 2,4% mensual. No sería una meta imposible, especialmente entre octubre y noviembre. Pero para esto todo el gabinete económico debería hacer gala de una característica que aún no mostró: coordinación extrema. Especialmente en el momento de aplicar incrementos de combustibles y tarifas fuera de lo presupuestado.

El panorama se complica aún más al proyectar las posibilidades ciertas de lograr en 2018 un crecimiento de la economía, aunque sea de una manera austera. Sólo un 0,1% alcanzaría para que Mauricio Macri rompa la maldición de los años pares, que se viene acumulando desde 2014. Sin embargo, las perspectivas no son buenas. Es inevitable que el país caiga en recesión entre el segundo y el tercer trimestre del año. El problema es el cuarto. Hasta fines de julio las expectativas eran favorables. Sin embargo, el estallido de la crisis turca y los efectos en la economía real de la causa de los cuadernos (que, como mínimo, paralizarían la obra pública) fueron baldazos de agua fría en las proyecciones.

 

 

 




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