El Tatetí del Cruce, baile extraviado en la memoria

El “Tatetí”, era un baile del Cruce, La Banda, Santiago del Estero, al frente de la Faca, Fábrica Argentina de Carbón Activado; los bandeños le decían la fábrica de humo y guardaba en sus hornos truculentas leyendas verdaderas y quizás historias falsas.

Su propietario fue Pedro Evaristo Díaz, el del “Rincón de los Artistas” que estuvo abierto de 1949 al 76, en Santiago. Por ahí dicen que pasó Jorge Luis Borges y actuaron Mercedes Sosa, el Soco y Cachilo Díaz, Andrés Chazarreta, los hermanos Simón y una catarata de músicos, algunos muy conocidos, otros desconocidos para el gran público y varios más, cuyos nombres se han perdido en el pliegue de la memoria de la ciudad.

Fue un baile muy popular en su tiempo. Iban muchos bandeños por supuesto, y gente de los barrios La Isla, cerca del Matadero, y la Bocatoma y el Huaico Hondo de Santiago. En alguna época hacían capote Marisa y Los Luceros Colombianos, conjunto de cumbia que quizás dio ahí sus primeros pasos.

Tenía unos 30 metros de frente por 90 de largo, las paredes al costado de la ruta que lleva a la Dársena eran de lona pintada con cal, con mesas de madera y sillas de metal. Hacía bailes sobre todo en carnaval, los sábados y por ahí domingos a la noche. Por una especie de escenario que tenía, pasaron los Kari Huaynas, que tocaban folklore, Castrito y su Barra Tanguera, el Negro Penida y los Clevers, los Demonios y el Grupo Tempestad de La Banda, que hacían rock. Según los pocos memoriosos que se pudo consultar, a pesar de ser un baile casi marginal, era muy conocido por la propaganda de la LV11 de ese tiempo, al anunciar: “El Taaa…teee… tiii, del Cruce”.

Por esa época en Santiago también estaban Tinguilo en la Libertad antes del canal San Martín, La Enramada, Dorrego, Nicolás Avellaneda, el club Las Cejas, Comercio, Central, El Paraíso de la Solís e Independencia, Villa Mercedes, Dorrego (Dorrego Psicodélico) y tantos otros.

Sirva este escrito para pedir ayuda a los amables lectores, así aportan lo que saben del Tatetí y vamos cerrando el círculo con sus amables contribuciones. Cerró a fines de la década del 70, para dar lugar a los monstruos de los recuerdos que se entrecruzan con sueños de un tiempo cuajado de bombitas, harina y témpera, que no ha de regresar.

Juan Manuel Aragón

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