02/09/2021

Opinión

La última trampa que inventamos los periodistas ya no sirve

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24).
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La última trampa que inventamos los periodistas ya no sirve

La última trampita a la que estamos obligados los periodistas, en cualquier momento se podría volver en contra de los pocos medios de información serios que quedan: escondemos la noticia para no decirla en el título ni en el copete. A menudo aparece en la última línea. Todo con tal de alcanzar un clic más en las notas o que los lectores permanezcan unos segundos más en el sitio.

En los tiempos de antes, el título debía decir toda la noticia y se completaba con el copete o bajada. Quien llegaba hasta ahí sabía todo lo sucedido, en el cuerpo de la noticia estaban los detalles.

El título clásico era “Un hombre mató a su mujer”, en el antetítulo se advertía “Horroroso crimen”. Y la bajada informaba “El esposo le clavó un cuchillo en el pecho y luego se presentó en la Policía”. Estaba todo dicho. Cuando los diarios se leían en el papel, el resto eran los detalles, nombres de los protagonistas, barrio en que vivían, el vecino oyendo una fuerte discusión, los celos del marido, la medida del cuchillo, los hijos de la pareja, la vida que llevaban y el juez o el fiscal del caso.

Mientras uno desayunaba a las apuradas, leía los títulos y en un rápido vistazo se había enterado de todo. Desde la tapa hasta los chistes de la contraportada. A la tarde, al volver del trabajo le daría otra leída más profunda, se interesaría por las notas de opinión, la editorial y quizás miraría con detenimiento una que otra imagen.

En los sitios de internet en cambio, la noticia se esconde. Para el hombre que mató a su mujer, el título dice “Horrendo crimen”, el antetítulo anuncia “Drástica decisión”. Y la bajada, avisa “Los celos del marido lo hicieron tomar una determinación que le cambiará la vida”. En la nota, sale primero la opinión de la vecina, luego la descripción del cuchillo, siguen los celos. Y al último, la nota dirá “Entonces, agarró y la mató”.

Pero ya conocemos el truquito. Sabemos que detrás de títulos como: “Marcelo Tinelli destrozó a Javier Milei”, hay una trampa, pues no lo destrozó ni dijo nada sustancial, sino apenas una mención sin importancia, que en nada cambiará la vida de Tinelli, Milei o la nuestra. Nos obligan a escribir en modo pedorro, con perdón de la palabra.

Y los lectores se ven obligados a informarse de otra forma. Algo así como una joda del viejo diario de papel, los memes, que en un golpe de vista entregan todo: un dibujito con un somero cartel hace las veces de titular, cuerpo de la nota, opinión y editorial de un periódico de antes. Pero no están hechos por un periodista que se ha preparado para informar, ha confrontado fuentes y elegido las palabras justas para contar algo. Pero es lo de menos, en esta guerra en que se ha convertido la vida, la verdad perdió hace mucho.

Báh, digo, pero ¿usted qué piensa?

Juan Manuel Aragón

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