20/09/2017

El mundo

México vuelve a sufrir la tragedia a exactos 32 años del peor terremoto de su historia

El 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 de la mañana, un sismo de 8,1 grados sacudió al país Azteca provocando miles de muertes y derrumbando cientos de edificios. La pesadilla volvió a repetirse en las últimas horas.
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México revive la peor tragedia de su historia.

México sufrió un fuerte terremoto este miércoles a exactamente 32 años del mayor desastre sísmico de su historia, ocurrido el 19 de septiembre del año 1985, cuando se produjo un movimiento telúrico de magnitud 8,1.

El movimiento devastó a la zona centro de la ciudad, provocó daños severos en cientos de edificios y causó la muerte de miles de personas, en aquel entonces.

No se conoce el número exacto de víctimas que dejó ese sismo: el gobierno dijo que fueron 3.692. La Cruz Roja Mexicana señala que la cifra superó los 10.000.

A partir de aquel desastre, legalmente las dependencias públicas y empresas del país están obligadas a contar con personas capacitadas para reaccionar en casos de desastres.

El sismo de 1985 ocurrió frente a las costas de Michoacán, en el océano Pacífico. Su onda expansiva tardó dos minutos en llegar al centro del país. Muchos de quienes perdieron la vida en el sismo aún dormían o no tuvieron tiempo de salir de sus casas antes que se derrumbaran.

Algo que llamó la atención de muchos capitalinos después del sismo de 1985 es que muchas de las construcciones que colapsaron eran relativamente nuevas. Las viejas casonas y palacios, construidos algunas desde la época de la Colonia, sufrieron daños menores.

Una de las explicaciones fue que las normas para construir en la capital no tomaron en cuenta las condiciones del suelo, que en sitios como el Centro y la colonia Roma se componen fundamentalmente de arcilla.

Pero otros argumentaron que los constructores no cumplieron con los reglamentos gracias al aval de autoridades locales.

El resultado fue que más de 800 edificios se vinieron abajo y miles de casas resultaron afectadas.

Después de la catástrofe en la capital las leyes se endurecieron. Ahora las construcciones deben realizarse con materiales más ligeros y con una estructura capaz de resistir movimientos telúricos mayores a magnitud 8.

Otra de las consecuencias fue crear instituciones para prevenir o mitigar los efectos de un desastre natural.

Así nació, por ejemplo, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), que no sólo atiende el problema de los sismos sino que en las últimas decadas se concentra cada vez más en las afectaciones por huracanes e inundaciones. (Fuente)

 

 

 




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