23/10/2016

Argentina

La carta de Macri sobre las PyME y la dura realidad que lo desmiente

El presidente ponderó en una nota las medidas en favor de las empresas nacionales, pero desde el sector demandan una ley de emergencia antes que una de fomento.
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El presidente Mauricio Macri y el ministro de Producción Francisco Cabrera.

Este domingo el presidente Mauricio Macri publicó en exclusiva para el diario La Gaceta de Tucumán un artículo titulado Ayudar a crecer, dedicado principalmente a destacar las medidas tomadas por el gobierno presuntamente en favor de la producción nacional de las pequeñas y medianas empresas, que atraviesan una difícil situación al verse castigadas desde distintos flancos por la recesión económica.


La nota se concentra en destacar los beneficios que conllevará para el sector la reciente promulgación de la Ley Pyme, un "desahogo" del gobierno para con los empresarios y "un gran empuje para que puedan seguir creciendo y generando trabajo" en términos de mayor flexibilidad impositiva e inversión, según el mandatario.


Fiel al estilo de las estrategias discursivas de Cambiemos, el texto comienza mencionando el caso de un empresario concreto, Alejandro, dueño de una fábrica de bombas hidráulicas para camiones, quien al ser llamado por teléfono por el presidente para conocer la situación del sector, le manifestó la necesidad de "un changüí" ante la presión tributaria y las dificultades fiscales.


"(...) esta semana dimos un paso para dar vuelta la página al reglamentar la Ley PyME, que fue aprobada en julio pasado por el Congreso, con amplio consenso de ambas cámaras. Esta ley es ese “changüí” que pidió Alejandro, porque significa un gran empuje para que puedan seguir creciendo y generando trabajo: alivio fiscal, fomento a inversiones, menos retenciones, más crédito. Son medidas concretas que les dan tranquilidad y les abren una enorme oportunidad para crecer." señala en un párrafo el texto.


Antes, había señalado la importancia de las Pymes en la producción nacional al afirmar que constituyen "un motor esencial para el desarrollo de más de 4 millones de personas, porque representan el 99% de las empresas en la Argentina y son fundamentales como fuente de empleo y como clientes y proveedores de otras compañías", a pesar de lo cual, desde su perspectiva, en años anteriores "sufrieron la presión tributaria y fueron víctimas de una gran burocratización por parte del Estado, así como de la falta de crédito y de estímulo a la inversión. Entre 2012 y 2015 cerraron 8.500 PyME, y en la última década perdieron peso frente a las grandes empresas."


El mandatario detalla a continuación las ventajas de este aliento y este impulso, afirmando que "Entre muchos beneficios(...), las PyME podrán pagar el IVA a 90 días, en lugar de los 30 días actuales, lo que les da un alivio fundamental y los ayuda a autofinanciarse. Además, la ley elimina el impuesto a la Ganancia Mínima Presunta y permite una mayor compensación del Impuesto al cheque. Otro beneficio importante es que mejoramos su acceso al financiamiento con el plan “Primer Crédito PyME”, que tanta falta les hace para poder crecer. También extendimos a 5 años el plazo para el ingreso de divisas, porque queremos que el Estado sea estímulo y sostén de los creadores de empleo. Para acceder."


Luego, y con palabras más generales y altisonantes, destaca también el "Programa de Fortalecimiento de las Economías Regionales, que incluye una serie de medidas con las que buscamos seguir promoviendo la producción, la inversión y el trabajo, especialmente en las provincias del Plan Belgrano", plan cuya materialización todavía se encuentra pendiente y ha sido ya ampliamente cuestionado. Asimismo, señala la importancia que cobrará la ampliación de la plataforma comercial del aeropuerto de Tucumán "que además va a estar abierto las 24 horas del día, permitiendo incrementar la exportación en un 40%."


En toda la Argentina hay oportunidades de crecimiento. Sólo necesitaban un Estado que las acompañe, que ayude a crecer. Hoy los argentinos cuentan con un Estado comprometido a tender puentes, a abrir caminos, a generar las condiciones para que puedan desarrollarse. Porque el protagonista no es un gobierno, son todos los argentinos. Comprometámonos juntos a crecer, animémonos a más. Así, con el aporte de cada uno, vamos a hacer un país en el que cada vez más personas tengan un trabajo que las llene de orgullo y de esperanza, que les permita concretar sus sueños llenando esta tierra de oportunidades., finaliza la carta.


Si bien resulta innegable que estas medidas pueden redundar en beneficios para el sector, se trata de proyecciones a futuro que contrastan con la realidad presente de los pequeños y medianos empresarios. Justamente en esta línea, en la edición de Página 12 de este domingo el periodista especializado en economía Raúl Dellatorre realiza un análisis completo y detallado de las urgencias y los desencuentros entre las Pymes y el gobierno, más allá de las llamadas telefónicas del presidente.


De hecho, la falta de diálogo resulta una de las quejas constantes desde el sector, a la que se suman otros problemas: el presupuesto para el año que viene, que representa en términos concretos un recorte respecto al de este año, la indiferencia del ministerio de Producción ante los reclamos, que implica incluso excluirlo de las Mesas de Diálogo, la llegada a destiempo del fomento a la inversión, cuando en plena recesión lo que se necesita es que aumente el consumo interno y se puedan mantener los puestos de trabajo. Sin incluir el aumento de los costos de producción derivados de los tarifazos y la amenaza de los despidos.


La asignación presupuestaria para el Ministerio de Producción del año 2017 asciende a 9577 millones de pesos. Esta cifra es, en términos nominales, un 0,8 por ciento superior a la partida asignada en el año por el que transitamos (9498 millones de pesos). Incluso aceptando la previsión inflacionaria oficial, el resultado en términos reales es un recorte del 16 por ciento para el área desde la que Francisco Cabrera, su titular, se supone que debería defender a los sectores productivos nacionales, particularmente en las ramas industriales (...)", Señala Dellatorre al inicio de su artículo, aunque agrega que "Si se compara la disponibilidad de fondos para el año próximo con lo efectivamente utilizado con el mismo fin este año, estaríamos ante un progreso, ya que hasta el mes de septiembre (cumplidos ya tres de los cuatro trimestres del año), la cartera de Producción sólo ejecutó el 33,65 por ciento del presupuesto anual asignado."


Respecto de la distancia y la falta de diálogo con los funcionarios del área, el periodista es categórico; remitiéndose a declaraciones de empresarios demuestra el desinterés del Gobierno por la industria nacional y su preferencia por la importación y las grandes empresas.


"En la industria manufacturera, sobre todo en los llamados sectores sensibles, tienen una interpretación en términos prácticos que refleja ese desdén en la asignación y ejecución presupuestaria para la actividad industrial. “Los funcionarios escuchan nuestros reclamos, por ejemplo con la ola importadora, primero lo niegan, luego dicen que van a revisar los datos y se van a ocupar del problema, y finalmente no hacen nada”, resumió uno de los representantes pyme que lleva ya una larga serie de encuentros con Cabrera y su primera línea de colaboradores."

 

Esta semana hubo dos hechos que retrataron, de algún modo, la consideración que existe en el gobierno nacional hacia el sector pyme, principal foco empleador del país y el más asediado por la recesión interna y el ingreso masivo de importaciones. Cuando se armó una “mesa del diálogo” para una discusión tripartita sobre cuestiones salariales (el “bono” de fin de año), directamente se “ninguneó” al sector: no se lo convocó y no tuvo representación en la mesa. Pero inmediatamente, se difundió la promulgación de la Ley de Fomento Pyme, buscando cubrir las críticas por el destrato anterior. A pesar de los elogios de algunas entidades, entre los empresarios y en el “mano a mano”, transmiten la conclusión de que “el fomento a la inversión llega tarde porque, en un mercado en recesión, ¿quién va a comprar una máquina o tomar un nuevo empleado?”, continúa la nota.


Respecto de la mentada Ley promulgada objeto de la nota de Macri, los afectados señalan que "En rigor, antes que una ley de fomento a la inversión, lo que demandan es una ley de emergencia que atienda su supervivencia. “Necesitamos un impulso al consumo, una reactivación del mercado interno, pero cuando se deciden a impulsar un bono salarial pretenden que lo paguemos las pymes, que estamos en crisis y pensando cómo vamos a hacer para mantener el empleo y seguir en la actividad el año que viene”, sostuvo ante este diario un destacado miembro del sector. “Lo dicen las estadísticas oficiales, las pymes somos el segmento empresario que menos despidió, y no porque estemos mejor, sino porque hacemos un gran esfuerzo por aguantar la situación, que las empresas grandes no hace. Y encima, cuando reúnen una mesa para discutir políticas económicas, que veníamos reclamando, no nos convocan. Va el titular de la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural, pero no las pymes. Como si las grandes cámaras, la UIA o la Cámara Argentina de Comercio, nos representara”(...)"


Para cerrar, el colaborador de Página describe los próximos pasos del Gobierno en torno a las problemáticas de la producción nacinonal; "dos futuros encuentros de la Mesa del Diálogo, en las primeras quincenas de noviembre y diciembre, con un punto central en la agenda: el plan productivo nacional. Plan del cual se conocen “los 8 ejes” formulados por el Ejecutivo en términos generales, y en forma más reservada, la clasificación de los que para el gobierno merecen ser definidos como sectores de alta, media o baja competitividad. Dicho sin eufemismos, los sectores viables, los que serían viables en ciertas condiciones y los que no son viables. Para estos últimos, les concede la opción de su “reconversión” para subsistir, lo que, otra vez dejando de lado los eufemismos, sería hacerse importadores o cambiar de rubro.

 

Entre estos últimos, amenazados por lo que se ha dado en llamar el “modelo Australia”, figuran los sectores que agrupan al grueso de las pymes manufactureras, que es donde se genera más empleo industrial. Pero sus representantes no están convocados a la Mesa del Diálogo. Otro símbolo de la relación del gobierno y su política con el sector pyme.", cierra la nota.




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