20/11/2017

Argentina

Desde el Ministerio de Salud defendieron las subas en las bebidas azucaradas

Creen que es positivo pues así disminuirá un consumo que incide gravemente en la salud.
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Verónica Schoj directora de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades Crónicas No Transmisibles del Ministerio de Salud de la Nación.

El Ministerio de Salud de la Nación defendió la propuesta para subir impuestos internos a las bebidas con azúcar añadida, que pasarían del 4% al 17%.

La iniciativa forma parte del proyecto de reforma tributaria que deberá tratar el Congreso y que despertó críticas de las industrias azucarera y de bebidas.

Verónica Schoj, directora de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT) del Ministerio de Salud, enfatizó en los supuestos males que provoca el azúcar a la salud humana. “Está aceptada y recomendada por los estándares internacionales como una de las cinco políticas más importantes para reducir la obesidad -en especial la infantil-, la diabetes y la enfermedad cardiovascular. Además de desincentivar el consumo de un producto de bajísimo valor nutricional como son las bebidas azucaradas, aumenta la recaudación fiscal, lo que brinda recursos para el Estado que permiten reducir la pobreza y favorecer el desarrollo sostenible”, remarcó.

Schoj explicó por qué se propone aumentar impuestos a las bebidas con azúcar agregada y no a otros productos no saludables. “La razón es que Argentina es el primer país consumidor de bebidas azucaradas del mundo (137 litros per cápita por año). Además, en las dos últimas décadas se duplicó el consumo por la baja de impuestos en los 90, el aumento y la diversificación de la oferta y el marketing más agresivo, con foco en niños y jóvenes”, subrayó.

“El 40% del azúcar agregada proviene de las gaseosas. Ahí está el fundamento para gravar fiscalmente un producto que es de consumo masivo, que daña fehacientemente la salud y que contribuye con un porcentaje muy elevado al consumo de azúcar agregada, principal determinante de la obesidad”, justificó Schoj.

La funcionaria puso como ejemplo lo que pasó en México: a dos años de la implementación de un impuesto del 10% por litro para las bebidas azucaradas, el consumo disminuyó un 7,6% (en su mayoría, entre las familias con un nivel socioeconómico bajo).

Belén Ríos, codirectora ejecutiva de la Fundación Interamericana del Corazón Argentina, opinó para que la medida sea considerada de salud pública como lo anunció el Gobierno, el aumento del impuesto debería traducirse en una suba de precios que desaliente el consumo. “Lo más preocupante es que el proyecto hace una distinción entre las bebidas con y sin azúcar agregada; eso deja que el impuesto a las bebidas edulcoradas se reduzca de 8% a 0%. Se pone a las bebidas edulcoradas como alternativa saludable, cuando eso no responde a la evidencia internacional”, sostuvo.

En el Ministerio de Salud aseguraron que están trabajando junto a Hacienda para que la medida impacte en el precio y también para garantizar su sostenibilidad a largo plazo. Y que la mayor carga impositiva en las bebidas azucaradas es sólo una de las políticas para combatir la obesidad de un conjunto que van a implementar, como prohibir la publicidad de alimentos no saludables, un sistema de etiquetado frontal, entornos escolares saludables y planes de asistencia alimentaria que garanticen una nutrición adecuada.




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