01/11/2017

Opinión

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MODA, el placer de algunas, el sufrimiento de casi todas

La moda y las tendencias imponen talles a contramano de los cuerpos reales de mujeres y hombres que viven un calvario para vestir como quisieran. | por Luis Barros Sosa
MODA, el placer de algunas, el sufrimiento de casi todas | El Diario 24 Ampliar (1 fotos)

Conseguir talle en las prendas de moda puede volverse una odisea.

Desde hace ya un tiempo, diferentes organizaciones a nivel país, han relevado que en la actualidad casi el 70% de las mujeres argentinas NO cumplen con los standares de cuerpos que ofrecen las marcas a la hora de fabricar sus prendas, generando así una disforia entre los cuerpos que conforman a la demanda y las prendas que hacen a la oferta.

Lo que nos permite entrever que el cuerpo real argentino, en su mayoría no coincide con los maniquíes en las tiendas.

Desde esta mirada, podemos decir, que no existe un estudio antropométrico de los argentinos que indique efectivamente, cómo somos, y en virtud del cual ligar los standares de las prendas a producir. Básicamente quienes nos venden no nos conocen.

El peso, enfocado desde la perspectiva de la salud, nos dice que debemos mantener una determinada masa muscular y un porcentaje graso para mantenernos dentro de los parámetros saludables, lo que indica alejarnos de la zona de riesgos de enfermedades o eventos dañinos.

Sin embargo, partiendo de la óptica de la moda y las tendencias, las mujeres argentinas se enfrentan a una creciente oleada de cuerpos esbeltos y publicidades fitness que presionan, de manera inconmensurable y desde cuanta red social exista, principalmente a las espectadoras para encajar con la figura de mujer ideal.

Estas estructuras corpóreas postuladas desde las grandes marcas, por ser las comercialmente redituables además de “estéticas” y fomentadas no solamente por los medios de comunicación sino también por aquellos que cumpliendo con estas particularidades se convierten en “influencers” en las redes sociales, dan por resultado la marginalización automática de quienes no las cumplen, convirtiéndolos en espectadores de un suceso que les pasa por enfrente, la moda y las tendencias.

Actualmente nos enfrentamos a una gran ausencia de oferta en talles grandes o bien talles reales, no ideales que se complementa con la carencia de una ley a nacional que armonice las legislaciones vigentes en las diferentes provincias a fin de facilitar a las empresas adecuarse a una normativa única que les permita cumplir con los cuerpos de toda mujer argentina.

Dicha situación, ha desembocado a que mujeres que se encuentran en los mencionados márgenes de la moda y las tendencias, sufran constantemente golpes a la autoestima, cada vez que desean llevar una prenda y la misma no se encuentra en su talla.

Las excusas con las que nos encontramos a diario son de las más diversas, “No trabajamos esos talles”, “No nos quedan en ese modelo”, y la favorita de todos “Es talle único”.

Otra de las posibles respuestas a la falta de tratamiento de esta temática por quienes detentan la responsabilidad de llevarlas y brindarles una solución desde la banca parlamentaria, es porque tiende a instalarse en el inconsciente colectivo, que la misma afecta solo a mujeres, sin embargo estudios han demostrado que la misma situación afecta a hombres pero que los mismos deciden más bien, sufrir en silencio.

Todo este contexto ha derivado en que muchas mujeres deban ingeniárselas para vestir ropa adecuada a su cuerpo y a su edad, evitando así el contacto con los locales comerciales donde finalmente solo se les fomenta el odio a su cuerpo, el que muchas veces incluso está en la órbita del peso ideal, pero que, sin embargo desde la estructura no coincide con la molderia planteada.

Así, muchas han optado por tomar cursos de corte y confección de manera tal de suplir la falta de oferta con su propia creatividad y mano de obra. Pero quienes no se encuentran en la posibilidad de tener acceso a un curso o bien no poseen habilidades para la costura o acceso a una máquina de coser, o tal vez al tiempo necesario para dedicárselo, nuevamente quedan excluidas de la necesidad y el placer de vestirse como quieran.

Otras mujeres, se han visto en la necesidad de emprender iniciativas comerciales que contemplen los talles reales y han desarrollado este sector del comercio que representa uno de los grupos más vulnerables y vulnerados de los últimos tiempos.

Este es el caso de Cecilia y Carola Zelarayan, dos hermanas de la capital tucumana quienes sufriendo en carne propia los desplantes de la moda local, decidieron abrir locales exclusivos donde celebrar el gusto por vestirse en talles que van desde el XS al 9XL y fomentar también el valor de la diversidad de cuerpos y sentires.

Desde sus locales, Mundo Real (En Mendoza 2060) y Estilo Carola (En calle Don Bosco 2080) rompen con la hegemonía de los cuerpos esbeltos en la publicidad y generan espacios libres de discriminación para que toda mujer (cis o trans) pueda tener su estilo al alcance de su talle.

Finalmente queda por solicitar a las autoridades pertinentes de las cámaras que recepten y traten los proyectos de leyes que desde las diferentes ONG y partidos acercan, para uniformar las normas y lograr que todos y todas puedan vestirse en cualquier comercio que les sea de su agrado.

 

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