31/08/2016

El mundo

Gobiernos latinoamericanos retiran embajadores de Brasil tras la destitución de Dilma

Ecuador, Bolivia y Venezuela congelaron las relaciones políticas y diplomáticas con Brasil luego del golpe contra Rousseff. Argentina, en cambio, lo consideró un "proceso institucional".
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Bolivia y Ecuador condenaron la destitución de Dilma Rousseff.

Gobiernos de América Latina rechazaron la destitución de la presidenta Dilma Rousseff este miércoles y decidieron congelar las relaciones politicas y diplomáticas con Brasil.


El Gobierno de Venezuela informó en un comunicado de la Cancillería que retira "definitivamente a su Embajador de la República Federativa de Brasil" y congela las relaciones políticas y diplomáticas con el Gobierno "surgido de este golpe parlamentario".


"Las oligarquías políticas y empresariales que, en alianza con factores imperiales consumaron el Golpe de Estado contra la presidenta Dilma Rousseff", acusó el Gobierno de Nicolás Maduro.


Por su parte, Rafael Correa, presidente de Ecuador, decidió retirar este miércoles a su máximo representante diplomático en Brasil, tras la destitución de la presidenta Rousseff, que fue separada definitivamente del cargo con 61 senadores a favor y 20 en contra en un quórum de 81 senadores.


"Destituyeron a Dilma, esto es una apología al abuso y la traición. Retiraremos nuestro encargado de negocios de la embajada en Brasilia", escribió el mandatario ecuatoriano en su cuenta de Twitter.


"Políticos adversarios y otras fuerzas de oposición se confabularon contra la democracia para desestabilizar al Gobierno y remover de su cargo de forma ilegítima al presidenta Dilma Rousseff, agregó.


Por último, el jefe de Estado boliviano Evo Morales anunció en su cuenta de Twitter que están convocando al embajador de Bolivia para que "tome las medidas necesarias sobre este asunto".


Cuba también se manifestó en contra del golpe de Estado en Brasil y la separación del Gobierno de Rousseff: "sin que se presentara ninguna evidencia de delitos de corrupción ni crímenes de responsabilidad, y con ella del Partido de los Trabajadores (PT) y otras fuerzas políticas de izquierda aliadas, constituye un acto de desacato a la voluntad soberana del pueblo que la eligió".


Distinto es el caso de Argentina, donde la Cancillería expresó que "respeta el proceso institucional verificado en el hermano país y reafirma su voluntad de continuar por el camino de una real y efectiva integración en el marco del absoluto respeto por los derechos humanos, las instituciones democráticas y el derecho internacional".




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