10/10/2016

El mundo

Estados Unidos

Caliente segundo debate entre Clinton y Trump

La candidata del Partido Demócrata atacó a su rival por la difusión de un video en el que ataca a las mujeres, mientras que el Republicano amenazó con enviar a prisión a Hillary.

El pasado domingo por la noche se llevó a cabo el segundo debate entre los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump y Hillary Clinton, en un intercambio en el que abundaron las acusaciones y las chicanas en un clima muy tenso.

 

Clinton atacó duramente durante la primera media hora del cruce y aseguró que el video en el que el republicano se expresa como un abusador de mujeres "muestra exactamente cómo es Donald Trump. Un hombre que divide, que persigue, que abusa, que miente" y que no debería ser presidente de los Estados Unidos porque "Estados Unidos no es como él".

 

Fue el momento más tenso de un cruce que empezó con tanta tensión que ambos ni siquiera se dieron el tradicional apretón de manos inicial. Era evidente que Clinton estaba indignada: Trump había llevado a la sala a cuatro mujeres que dijeron ser abusadas por su marido, el ex presidente Bill Clinton.

 

"Lo mio fueron palabras de vestuario, nada más", dijo Trump. "Lo de Clinton fue abuso y Hillary lo enmascaró". Ella replicó con una cita de la primera dama Michelle Obama: "Cuando los otros caen tan bajo, tu no haces sino elevarte". Y se llevó una ovación del público.

 

Superado el "momento video" del debate -una instancia que puso a Trump frente al reclamo de renuncia de varios de los suyos- el cruce siguió hacia temas de gobierno. De modo inexplicable, Clinton dejó pasar que el republicano pueda estar de acuerdo con su número dos en temas centrales, como la situación de guerra en Siria y cómo abordarla.

 

"No he hablado con él y se que no pensamos lo mismo", confesó Trump. A esta altura, la fórmula que integra con Mike Pence -quien tampoco lo ayudó con el affaire del video- parece existir. Pero Hillary no recogió ese guante. Tampoco otro de los más llamativos que dejó caer: "No se nada sobre Rusia", dijo de pronto.

 

Fue uno de los moderadores, Anderson Cooper, el que arrancó al republicano una de las confesiones de la noche. Que sí, efectivamente, se benefició con importantes exenciones impositivas.

 

"Por supuesto que sí", contestó, cuando este le preguntó si había reportado pérdidas millonarias en 1995 para luego esquivar importantes cargas fiscales. Fue uno de los datos de la noche.

 

Hubo momentos que dispararon carcajadas. Uno de ellos fue cuando Trump aseguró que "nadie respeta a las mujeres como él". Su estrategia con el affaire del video fue admitir que se había equivocado, pero que los Clinton eran peores.

 

Hillary repitió la estrategia del debate anterior, de dejarlo hablar y que se enrede solo. Pero esta vez no pareció tan efectiva. Más ordenado en sus ideas, el republicano insistió con una misma muletilla: "Hillary es solo palabras, palabras y palabras. Lleva 30 años en política y no hace más que prometer que va a arreglar lo que hace 30 años que no arregla".

 

Ese fue su argumento central. Que la política "de siempre" no arregla las cosas.

 

La atacó también con los correos electrónicos. "Ya dije que fue un error y me disculpé por ello", atajó Clinton. Impiadoso, el republicano insistió con que si llega a la presidencia nombrará un fiscal especial para investigarla "y llevarla a la cárcel".

 

Clinton atacó con los vicios de carácter y con la idea de que Trump "piensa primero en él y solamente en la gente como él", augurando que una presidencia de su liderazgo beneficiaría solamente a los más ricos y no habría distribución para los más desposeídos.

 

"Lo dice ella, que permite leyes que beneficien que sus amigos, como los millonarios Warren Buffet y George Soros se beneficien con enormes ventajas impositivas", contraatacó el republicano, mucho más afilado esta vez. Por momentos, más enérgico que una Clinton que, sobre todo en la segunda mitad, dio alguna muestra de cansancio, más allá del aire tranquilo y calmo que exhibió toda la noche.

 

Uno de los mejores momentos fue el final. Uno de los espectadores pidió a cada uno que dijera algo que le resulte admirable en el otro. Tomada por sorpresa, Hillary contestó con una fórmula casi de cortesía.

 

"Los hijos de Donald. Yo no estoy de acuerdo con casi nada de lo que dice y hace. Pero creo que ha hecho un excelente trabajo con sus hijos y eso habla bien de él. Como madre y abuela, eso para mi es importante", dijo.

 

Cuando le llegó el turno, el republicano elogió directamente a su adversaria. "No pienso como ella y discrepo mucho. Pero reconozco que es toda una guerrera y jamás se rinde. Eso es admirable", subrayó.

 

Fueron tal vez, esas palabras, las que permitieron que la noche cerrara con el apretón de manos que no se dieron al comienzo. La noche prometía ser una sangría para Trump, pero Clinton no quiso o no supo estoquearlo a fondo. (lanacion.com.ar)





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