25/05/2020

El mundo

CUARENTENA

¿Qué se sabe de la cloroquina y la hidroxicloroquina para combatir el nuevo coronavirus?

Jair Bolsonaro, Donald Trump y Nicolás Maduro las recomiendan. Pero no está probado científicamente su eficacia. Y tiene contraindicaciones.

La hidroxicloroquina conoce, desde finales de febrero, una notoriedad inédita desde que el profesor Didier Raoult, del Instituto y Hospital Universitario de enfermedades infecciosas de Marsella, difundió un pequeño estudio chino, poco detallado, que afirmaba que el fosfato de cloroquina mostraba signos de eficacia en pacientes con SARS-Cov2.

La efervescencia en torno a la hidroxicloroquina se intensificó cuando Trump comenzó a tomarla diariamente, a título preventivo.

En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro está convencido de sus efectos, hasta el punto de que el ministerio de Salud recomendó el miércoles su uso para todos los pacientes levemente afectados.

Más allá del terreno político, la hidroxicloroquina se convirtió en un tema de debate público y político muy mediatizado, suscitando acalorados intercambios en los medios de comunicación y feroces embotellamientos en las redes sociales.

La hipótesis de una acción de estas moléculas contra el nuevo coronavirus proviene del hecho que sus propiedades antivirales demostraron -in vitro o en animales, y sobre diferentes virus- resultados, a veces, positivos.

Los estudios también demostraron efectos in vitro en el caso de SARS-Cov2 pero, con frecuencia, los resultados científicos in vitro no se encuentran in vivo en los seres humanos.

En cuanto a la eficacia humana frente al SARS-Cov2, no existe un consenso científico por falta de tiempo suficiente y de estudios realizados según las reglas habituales: aleatorización (pacientes elegidos por sorteo), grupo de control (algunos pacientes reciben tratamiento, otros no), doble ciego (pacientes y médicos no saben quién tomó el tratamiento y quién recibió el placebo).


Urgencia sanitaria

Además, la mayoría de estos estudios se realizan en un número limitado de pacientes. Por último, un estudio debe publicarse en una revista científica después de una relectura crítica y la consiguiente validación realizada por otros científicos, independientes de los que realizaron las pruebas.

Hasta la fecha, no hay estudios que cumplan todos estos criterios a la vez, y muchos contienen sesgos metodológicos, más o menos importantes.

Raoult hizo públicos varios estudios que, en su opinión, muestran una eficacia de la hidroxicloroquina asociada a un antibiótico, la azitromicina. Para él, la urgencia sanitaria justifica que se administre este medicamento.

Recomienda la administración de este cóctel en cuanto aparecen los primeros síntomas y asegura que en su tercer estudio, con más de 1.000 pacientes, después de 10 días, 9 de cada 10 pacientes (91,7%) dejaron de tener la carga viral.

Pero esta cifra, al igual que la de la mortalidad de los pacientes tratados, es comparable a la observada en caso de una evolución natural de la enfermedad.

Entre los sesgos metodológicos de este estudio, señalados por otros científicos, uno de los principales es que no existe un grupo de control, lo que impide demostrar la eficacia del HCQ.


Además, 95% de los pacientes tratados no presentaban signos de gravedad. Por lo tanto, como la mayoría de los pacientes, habrían podido curarse espontáneamente.

Un estudio realizado en hospitales de Nueva York y publicado a principios de mayo en la revista estadounidense NEJM muestra que la hidroxicloroquina no ha mejorado ni deteriorado significativamente la situación de los pacientes en estado grave.

Otros dos estudios recientes, uno chino y otro francés, constatan que la HCQ no reduce significativamente los riesgos de ingreso en reanimación ni de muerte en los pacientes hospitalizados con neumonía por covid-19.

 

Primer estudio a gran escala

Otro estudio, con datos de 96.000 pacientes, publicado el viernes en The Lancet, concluye que ni la cloroquina ni la HCQ son eficaces contra la covid-19 en pacientes hospitalizados, y que estas moléculas aumentan, incluso, el riesgo de muerte y arritmia cardíaca.

Se trata del "primer estudio a gran escala" en mostrar una "prueba estadística sólida" de que estos tratamientos "no benefician a los pacientes de covid-19", aseguró su principal autor, el doctor Mandeep Mehra, profesor de Medicina en Harvard Medical School.

A raíz de la publicación de este estudio, la OMS anunció el lunes la suspensión "temporal" de los ensayos clínicos con hidroxicloroquina que realizaba en varios países, como medida de precaución.

La cloroquina, sobre todo, pero también la hidroxicloroquina, son medicamentos cuyos efectos secundarios pueden ser importantes e incluso graves.

La agencia francesa del medicamento ANSM advirtió especialmente de los riesgos cardíacos asociados a la combinación de HCQ y azitromicina.

El organismo sueco de Medicamentos prohibió, el 2 de abril, la prescripción de cloroquina e hidroxicloroquina para la covid-19 por falta de datos suficientes sobre su seguridad.





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