28/05/2018

Sucesos

El profesor de educación física de un jardín violó a una nena de cinco años

La menor concurre al jardín de una escuela perteneciente a la comunidad Lapacho en Tartagal.El acusado, quien está detenido, daba clases de física en el establecimiento norteño.
El profesor de educación física de un jardín violó a una nena de cinco años | El Diario 24 Ampliar (1 fotos)

La pequeña le contó a su mamá todo lo sucedido, sumida en lágrimas.

La voz de Rita se entrecorta de solo recordar lo que sucedió hace unos días y lo que aterrada escuchó de labios de su pequeña nena de 5 años cuando la chiquita le relataba de qué manera había sido abusada por “el profe de física”, como identifican los chicos de la escuela N§ 4176 Mariano Antonio de Echazú de la comunidad Lapacho de Tartagal, al sujeto de 49 años que hasta hace unos días dictaba clases de educación física en ese establecimiento ubicado a la vera de la ruta nacional 34 y donde asisten niños de esa comunidad, pero también criollos de los barrios colindantes como Tomás Ryan y Tomás Sánchez.

Yo la notaba rara, lloraba de cualquier cosa, no quería dormir sola y el domingo, cuando estábamos solitas las dos conversando, de solo estar me comenzó a contar lo que ese hombre le hacía en la escuela”, refiere Rita, quien no puede contener el llanto de solo saber que con tan solo 5 añitos y en un ámbito donde ella como mamá, la creía más segura que en su propia casa, su hija estaba padeciendo en silencio.

Lo que más la atormenta es que se daba cuenta de que algo le sucedía a su chiquita pero que ni remotamente podría sospechar que la nena que asiste a la salita de nivel inicial estaba siendo víctima de un docente. “Una amiga mía con la que somos compañeras en el BSPA fue la que me advirtió; gracias a Dios ella se dio cuenta porque si no, no sé qué hubiera hecho este hombre con mi nena”.

Rita recordó que su compañera de estudios “había ido a la escuela y de casualidad vio que el profesor de educación física la tenía a mi nena tomada de la cintura, pero la tenía aparte del grupo de chicos del jardín y eso le llamó la atención. Enseguida se vino a mi casa a verme y me contó que a ella eso le había parecido raro, un poco sospechoso. Si no hubiera sido por ella nunca nos hubiésemos dado cuenta”, refiere la joven de 25 años, humilde como casi todas las madres que llevan a sus hijos a esa escuela, como la otra mamá con la que estudian en el BSPA, ambas buscando terminar el secundario.

Cuando Rita esa tarde de domingo anterior charlaba con su hijita “ella comenzó a contarme que el profesor de física la tocaba y que unos días antes -por lo que ella me cuenta fue el martes de la semana anterior cuando los niños de su salita tenían educación física- este hombre la sacó del jardín y la llevó al baño de la primaria que está separado del nivel inicial. Allí le bajó el pantaloncito, la ropita interior y comenzó a manosearla; cuando mi nena comenzó a llorar parece que el tipo comenzó a ponerse violento porque ella recuerda que le apretaba fuerte las manos y los bracitos y le decía que se calle; le quedaron marcas que el médico legal las pude ver”.

La nena de Rita asiste a la salita de nivel inicial del turno tarde, pero angustiada como estaba apenas comenzó la jornada escolar el día lunes se fue a la escuela. “Hablé con la directora, ella me hizo hacer un acta donde informo todo lo que sucedió con mi nena. La directora la llamó a la supervisora y me dijeron que quedaba a mi criterio si ponía o no la denuncia”.

Lejos de sentirse apoyada por el personal directivo y como suele suceder en estos casos, Rita tuvo que soportar “que me dijeran que tenía que tener pruebas, que no podía hacer una acusación tan grave. Les respondí que había ido a la escuela a poner en conocimiento lo que estaba pasando en el lugar que ellas dirigen pero que no estaba pidiéndoles permiso para hacer la denuncia penal. No me sentía para nada acompañada por los directivos, a pesar de que la víctima era una nena de tan solo 5 años y por eso, a pesar de que sentía que querían que dudara de hacer la denuncia, la hice lo mismo”.

Cuando su denuncia ingresó a la comisaría 42, “el médico policial la revisó a mi nena y, a pesar de que habían pasado varios días, todavía tenía marcas en las muñecas y en los bracitos, ella misma le contó al médico que eso le hizo el profe de física como ella le dice al abusador que trabajaba en la escuela Echazú”, dijo la mamá de la chiquita, quien muy extrañada refirió que “la directora en una segunda conversación que tuvimos me dijo que el Ministerio de Educación iba a tomar la medida de apartarlo del lado de los niños que denunciaron abuso, algo que me pareció muy raro. Yo le dije que iba a denunciarlo y que iba a luchar para que ese hombre nunca más estuviera en una escuela porque hoy era mi hija pero que en otra ocasión podía ser otro niño y quizás con consecuencias aún peores”.

Rita recuerda que “este año fue la primera vez que lo vi en la escuela a ese hombre, y consulté con otros padres y varios me comentaron que era bastante raro, que se dirigía muy mal a los niños. Pero a pesar del momento que estamos viviendo y lo desilusionada que me sentí con la directora me sentí muy apoyada con las profesionales del Poder Judicial porque la contuvieron a mi hija, le hicieron cámara Gesell donde contó todo y hasta dibujó para contar lo que le había sucedido”.

Nunca me hubiera imaginado que íbamos a pasar por esta situación; veo noticias pero uno nunca cree que le puede pasar a un hijo una cosa tan horrible. La primera vez que la entrevistó la sicóloga, mi nena le contó algunas cosas pero en una segunda entrevista, con un poco más de confianza, ya le contó todo. Cuando me enteré de que lo habían detenido me quedé mucho más tranquila y también le dije a mi nena que los policías se lo habían llevado para que nunca más le haga daño a ninguna nena como ella”.

Rita recuerda con cierto dolor que “a pesar del momento que estábamos pasando mi nena y yo, algunos padres salieron a decir que todo era mentiras mías, que mi hija había inventado todo. No puedo creer la falta de solidaridad, de compromiso de quienes también tienen nenes pequeños y que Dios no lo quiera también pueden ser víctimas. Realmente no creo que mi hija haya sido la única víctima y si contó fue porque tuvo la confianza de hablar conmigo, porque no todos los niños pueden hacerlo”, reflexionó la humilde mamá, quien no deja de agradecer la actitud de su compañera del BSPA “que me puso sobre aviso”.




Recomienda esta nota: