18/09/2020

Opinión

Un fin del mundo amarillo y pandémico aguarda a la vuelta de la esquina

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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Un fin del mundo amarillo y pandémico aguarda a la vuelta de la esquina

La modernidad con su sistema de noticias amarillas, cada vez más espectaculares, nos viene acostumbrando, en los últimos tiempos, a temer un fin del mundo cercano, ya sea por un meteorito próximo a estrellarse, ya sea por una predicción olvidada de Nostradamus, San Malaquías, los mayas, los antiguos egipcios o indefinidos científicos de Oklahoma, Prusia o la Conchinchina.

Por ser tan burdo el asunto, se presta a la chacota, sobre todo en ese espacio aéreo llamado “redes de internet”, sociedad de gente puesta a comentar durante todo el día acerca de lo sagrado y lo profano, la Tierra, el Cielo y el Mar, Moria y Susana, tirios y troyanos, güelfos y gibelinos, River y Boca, lomos negros y apostólicos, Coca o Pepsi, en fin, cualquier cosa.

En los últimos tiempos, los dueños casi exclusivos del fin del mundo, pasaron a ser los adivinos de la gran catástrofe mundial debida al calentamiento de la atmósfera, el derretimiento de los casquetes polares ártico y antártico, los sorbetes llegando a los océanos y, por supuesto, la soja y el glifosato, caballito de batalla de ambientalistas, veganos y cultores de la new age (algo así como los nuevaoleros de la década del 60, pero enojados).

El fin del mundo preferido por los incansables navegantes de internet es el del meteorito cubriendo la tierra de una nube negra durante varios años, provocando la muerte de todo bicho que camina. Sobre esta suposición fabrican dibujitos estúpidos, de nombre tarúpido, los llamados “memes”, con los cuales se burlan de los fabricantes de Parusías anticipadas. Han sido tantas en los últimos años, que ya no se sabe si son los mismos creadores de los dibujitos quienes las inventan para tener algo para reírse.

Los ambientalistas, según se denunció en varias oportunidades, siguen a rajatabla, aunque lo nieguen (espere y verá), las instrucciones de Greenpeace, corporación que, con tal de imponer sus ideas, es capaz de violar las reglas para la conservación de las Líneas de Nazca en el Perú o de hacer la vista gorda sobre las prospecciones británicas con el fin de hallar petróleo en las islas Malvinas.

A todos los fines del mundo se debe agregar a quienes aseguran, a la vuelta de la esquina de muchas ciudades y sitios de internet, que la próxima pandemia podría acabar con la raza humana en un abrir y cerrar de ojos. Si los chinos crearan un virus más potente que el coronavirus para liquidarnos a todos, tendrían abierto el camino para vender mejor sus productos con… ¡oiga, espere un cachito! Si estamos todos muertos, entonces ellos también serán finados y se terminará su negocio. ¡Bueno!, no importa, lo interesante es crear un pánico de mentira para colar nuevas ideologías por los intersticios de la noticia, ¿se da cuenta?

Me doy cuenta, pero otro día la seguimos, por hoy tengo suficiente. Me duele la cabeza de tanto pensar, ¿o será el coronavirus?

Juan Manuel Aragón                   

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