05/09/2021

Opinión

El muchachismo y el chacote es una confianza que molesta en las entrevistas

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24).
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El muchachismo y el chacote es una confianza que molesta en las entrevistas

Hay normas que no conviene violar en el periodismo so pena de abaratar la información. Como el tuteo. Puede que conozca de siempre a un gobernador, un ministro nacional, el Cardenal Primado de la Argentina. Cuando lo entrevistan, la obligación del cronista es tratarlo de usted: a los lectores, radioyentes o televidentes no les interesa si de jóvenes salían a hondear juntos, si son hermanos de leche, si son culo y calzón.

En la televisión de Buenos Aires suele verse a imberbes que recién se calzan un grabador, tratando de “che vos” a funcionarios nacionales, o a presentadores de noticiarios nombrándolos: “Alberto”, “Cristina”, “Mauricio”. No cuesta nada decir el cargo y agregar el apellido, por respeto a), a los funcionarios b), a sí mismos y c), a nosotros.

No creen que el entrevistado tenga derecho a ser nombrado con el título de “usted”. Y tratan así a científicos, profesores, cartoneros, comerciantes, abogados, linyeras, ingenieros. Va de nuevo, no importa cómo le digan al entrevistado en la intimidad. Para el mundo, una vez que encienden el grabador o prenden la cámara, el otro es señor.

¿Sabe qué?, los espectadores no precisamos cercanía, muchachismo, chacoteo. Pregúntele lo mejor que pueda, sáquele una buena respuesta y cuando se apaguen las luces del estudio o termine la conferencia de prensa, si quieren vayan a tomar un vino, jueguen al tute, salgan de joda, a quién le importa.

Quizás sea por la ramplona chabacanería de los noticiarios, que muchos espectadores se alejaron de la prensa tradicional para informarse por otros medios. También por la militancia feroz que ejercen de un lado y otro, la mayoría de los periodistas supuestamente serios. Pero eso es harina de otro bizcocho.

Otro sí digo. Entre el hachero y el quebracho está el hacha, entre el albañil y la pared, el fratacho, entre usted y el entrevistado, el periodista. Antes enseñaban que las estrellas eran las noticias en primer lugar y quién las decía. El tratamiento de usted protege al cronista de malentendidos, lo convierte en un ente invisible para realzar, justamente lo que interesa, los dichos del otro. El “che vos” es molesto, una confianza que no corresponde entre gente grande. Y seria.

Si estoy equivocado desmiéntame, abajo hay lugar.

Juan Manuel Aragón

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