26/02/2017

Opinión

Postal de ciudad: Concepción

En la plaza principal de la Perla del Sur conviven culturas y generaciones en una perfecta paleta de colores, sonidos y sensaciones, entre instalaciones kitsch y peleas de gallos.
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Pelea de Gallos en la ciudad de Concepción.

La Plaza Mitre de Concepción es el punto en el que convive la tradición y el presente de esta ciudad del sur de Tucumán, tal vez la tercera más importante de la provincia.

Rodeada de bares tradicionales y la iglesia Catedral de la Inmaculada Concepción que se codean con bancos, casas de celulares y electrodomésticos, en el corazón de la plaza conviven también diferentes generaciones y culturas.

A partir del éxito que tuvo durante las fiestas la instalación del árbol de Navidad brillante y el pesebre de luces, ahora aprovechando que febrero es el "Mes el amor", puede encontrarse en el medio de la Plaza Mitre una simpática instalación con dos enormes corazones rojos y luminosos, atravesados por una flecha de Cupido. Allí las parejitas de todas las edades se paran para sacarse una foto (para la portada del Facebook seguramente) con la complicidad de los transeúntes dispuestos a prestarse de fotógrafos ocasionales y hasta avisan que "la segunda está mejor porque sale la estatua de la Libertad".


Detrás de esta escena, y justamente bajo la mencionada estatua, surge otra más interesante y rica. Un grupo de jóvenes copan las escaleras ante el paso de los vecinos que fruncen el seño cuando distinguen entre el grupito la lumbre de un cigarrillo o alcanzan a escuchar una "mala palabra".

Se tarta de una verdadera "pelea de gallos", es decir una competencia de hip hop en el que dos cantantes improvisan y se "atacan" uno al otro, al ritmo del Beat Box que hacen otros dos con sus bocas para obtener luego la decisión del jurado que escucha atento sentado en las escaleras.

Las letras son fuertes, y cada vez que hay un insulto "bien puesto" es acompañada por la exclamación del improvisado público que asiente y opina también. Después de la "pelea", con una intensidad digna de cualquiera de las películas de Rocky, los cantantes se muestran sus respetos con un abrazo fraternal, que se lo pierden los señores que pasan "mirando feo", apurados porque ya está por cerrar la quiniela.







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