05/12/2019

Tucumán

Morochito pero no tanto

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24, de Tucson City)
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Morochito pero no tanto - Texto y Foto de Juan Manuel Aragón

Morochito pero no tanto
(Especial para El Diario 24, de Tucson City)
Para hablar de la palabra “Tucumán”, como se conoció a una vasta región de la Argentina, hay que
remontar unos años antes de la Conquista Española. Manco Cápac fue el primer gobernador y
fundador de la cultura inca en el Cuzco.
Jacques de Mahieu, fue un colaborador francés pro—nazi del régimen de Vichy, que huyó a la
Argentina cuando triunfaron los Aliados en Europa. Aquí sostuvo una idea que los antropólogos
consideran descabellada y ni siquiera la tienen en cuenta. Decía que muchos indios eran
descendiente de vikingos llegados al continente antes de Cristóbal Colón. Escribió varios libros en
los que presentó su tesis, con supuestas pruebas de una civilización vikinga hasta en lo más
profundo de los bosques sudamericanos. “La Agonía del Dios Sol”, “El imperio vikingo de
Tiahuanacu” son dos de una larga lista.
Digamos, un sabio como varios de estos pagos, pueden darse el lujo de despreciar a este nazi por
sus peregrinas ideas, pero uno, algo indocto en esos temas y que gusta de las teorías
conspirativas, le otorga algo de crédito. Sostiene que el nombre de “Manco Capac”, viene del latín
y de viejos idiomas del norte de Europa. En efecto, en esas lenguas, “man” es tanto “uno”, como
“hombre”. “Co”, sería la abreviatura de “coronado”, según los latinos. Y “capac”, es “capo”, es
decir, el que manda, el rey. Siempre según esta vaga e incomprobable teoría, Manco Capac sería
tanto como “Hombre—Coronado—Rey”.
¿Y Tucumán? Es sabido que calchaquís se decía en tiempos de los incas a los vencidos. Los incas,
que tenían una idea de conquista distinta de la europea, no querían quedarse en lo que ahora son
los valles calchaquíes ni mucho que les importaba. Lo único que pretendían era pasar por aquí.
Los tíos locales se enojaron, dijeron “por aquí no”, entonces vinieron los otros, los molieron a
palos y los dejaron hechos percha. Luego a ese territorio se lo regalaron a un cacique de allá, que
nunca vino a estos pagos, un tal “Tucma” o “Tucuman”. Bueno, ya hemos visto que“man” para los
indios peruanos era hombre, en el mismo sentido que los ingleses usan esta palabra. Mientras
“tucu” significa “negro desvaído”, según el lingüista santiagueño Domingo Bravo. Ese Tucumán
debe haber sido morochito pero no tanto, dicho de otra forma “negrito ma non troppo” Báh es un
cálculo hecho a la distancia, ensayando una etimología, si usted quiere, traída de los pelos, pero
con tanta autoridad como muchas otras, fabricadas por ñatos que se tiran de qué.
(Del diccionario etimológico “Soltanto parole, parole tra noi”, en preparación).
©Juan Manuel Aragón

Para hablar de la palabra “Tucumán”, como se conoció a una vasta región de la Argentina, hay que remontar unos años antes de la Conquista Española. Manco Cápac fue el primer gobernador y fundador de la cultura inca en el Cuzco.

Jacques de Mahieu, fue un colaborador francés pro—nazi del régimen de Vichy, que huyó a la Argentina cuando triunfaron los Aliados en Europa. Aquí sostuvo una idea que los antropólogosconsideran descabellada y ni siquiera la tienen en cuenta. Decía que muchos indios eran descendiente de vikingos llegados al continente antes de Cristóbal Colón. Escribió varios libros en los que presentó su tesis, con supuestas pruebas de una civilización vikinga hasta en lo más profundo de los bosques sudamericanos. “La Agonía del Dios Sol”, “El imperio vikingo de Tiahuanacu” son dos de una larga lista.

Digamos, un sabio como varios de estos pagos, pueden darse el lujo de despreciar a este nazi por sus peregrinas ideas, pero uno, algo indocto en esos temas y que gusta de las teorías conspirativas, le otorga algo de crédito. Sostiene que el nombre de “Manco Capac”, viene del latín y de viejos idiomas del norte de Europa. En efecto, en esas lenguas, “man” es tanto “uno”, como “hombre”. “Co”, sería la abreviatura de “coronado”, según los latinos. Y “capac”, es “capo”, es decir, el que manda, el rey. Siempre según esta vaga e incomprobable teoría, Manco Capac sería tanto como “Hombre—Coronado—Rey”.

¿Y Tucumán? Es sabido que calchaquís se decía en tiempos de los incas a los vencidos. Los incas, que tenían una idea de conquista distinta de la europea, no querían quedarse en lo que ahora son los valles calchaquíes ni mucho que les  importaba. Lo único   que  pretendían era pasar por aquí. Los tíos locales se enojaron, dijeron “por aquí no”, entonces vinieron los otros, los molieron a palos y los dejaron hechos percha. Luego a ese territorio se lo regalaron a un cacique de allá, que nunca vino a estos pagos, un tal “Tucma” o “Tucuman”. Bueno, ya hemos visto que“man” para los  indios peruanos era hombre, en el mismo sentido que los ingleses usan esta  palabra. Mientras “tucu” significa “negro desvaído”, según el lingüista santiagueño Domingo Bravo. Ese Tucumán debe haber sido morochito pero no tanto, dicho de otra forma “negrito ma non troppo” Báh es  un cálculo hecho a la distancia, ensayando una etimología, si usted quiere, traída de los pelos, pero con tanta autoridad como muchas otras, fabricadas  por ñatos que se tiran de qué.

(Del diccionario etimológico “Soltanto parole, parole tra noi”, en preparación).

©Juan Manuel Aragón




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