06/01/2020

Opinión

Medida revolucionaria para terminar con los paros de maestros

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24, de Tucson township)
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Medida revolucionaria para terminar con los paros de maestros

Noche en la ciudad,sábado.

Gente que viene y que va, sábado.

Tengo un billete de mil, sábado.

Francisco Brydon Smith (Francis Smith)

A mediados de febrero y tan puntuales como las oscuras golondrinas, volverán los maestros de todo el país a quejarse por los bajos sueldos que cobran. Será una verdad clamando alos Cielos. Los políticos sostendrán que tratarán de estirar el Presupuesto como chicle. Los maestros dirán que no les alcanza. Entonces el presupuesto se ampliará un poquito más más. Habrá unos cuantos tire y afloje más. Los políticos mostrarán que las arcas del Estado no son infinitas, seguirán las discusiones y las idas y venidas. Y protestando—protestando, al final se conformarán los gremios docentes con lo que les den, y reinará de nuevo la paz, hasta mediados de año quizás o hasta el 2021 si las cosas van más o menos.

Bueno. Hay una receta revolucionaria para que los políticos paguen a los maestros lo que deben cobrar y no es abandonar las aulas ni dejar de ir a la escuela, sino todo lo contrario. El paro a la japonesa.

¡Epa, epa!, ¿cómo es eso?

Muy fácil. Los maestros tienen que ponerse de acuerdo para ir a la escuela los sábados, en el horario habitual, extendiendo las clases obligatorias para todos los alumnos, con las materias más sensibles, las que más cuestan: matemáticas, historia, geografía y lengua. Todos los sábados, incluso los que vienen envueltos en un feriado largo, hasta que los políticos aflojen y reconozcan que deben ser los trabajadores mejor pagados de la provincia. ¿Y si no lo hacen? Cortarán las vacaciones de julio y darán clases normalmente durante ese período también. ¿Y qué hay del descanso? Los domingos, como corresponde.

Los primeros que van a saltar son los padres, que tendrán que llevar a sus chicos a la escuela también el día que no trabajan. Después los dueños de las líneas de colectivos, que deberán extender los pases libres, en los lugares que los entregan, y poner en la calle las mismas unidades que circulan de lunes a viernes. Las escuelas gastarían entre un 15 y un 20 por ciento más de electricidad y gas, además de que deberá haber más comida para alimentar a los chicos el día extra. La industria del turismo quedaría arruinada en poco tiempo porque los padres no podrían darse sus escapadas de fines de semana largos. Además el Consejo de Educación también tendría que abrir ese día para no quedarse atrás; y quien dice el Consejo también se refiere al Ministerio de Educación con empleados, ordenanzas, funcionarios y más luz y gas que pagar a fin de mes. Además se tendrían que enviar partidas más grandes a las escuelas para comprar tizas, pintar pizarrones, arreglar bancos y adquirir material didáctico. Hay que tener en cuenta que se agregarían entre cuatro y cinco días más de clases por mes. Muchísimo.

Una ventaja es que si los maestros se ponen de acuerdo para organizar este paro, lo primero que va a pasar es que los cráneos que escriben cartas a los diarios diciendo “simpri pirjidiquin i lis niñis”, se tendrán que comer sus palabras y quedar calladitos la boca. Basta de tirarse de intelijudos, criticando a los maestros cuando piden cobrar lo que corresponde. Para cuando se den cuenta de la revolución que implica la protesta a la japonesa, ya será tarde y hasta es posible que los maestros en ese tiempo estén cobrando el doble que un industrial cañero de losgrandes o un sojero dueño de miles de hectáreas de campo.

Lo mejor es que, aunque dure poco la protesta, los niños mejorarán en lengua, historia, geografía y matemáticas, serán más cultos, en el futuro estarán mejor preparados y cuando les toque ocupar cargos de responsabilidad en la sociedad, no permitirán que los docentes sean los trabajadores peor pagados de Tucumán. Si tienen que ser cajeros de supermercado, boxeadores, fotógrafos de casamientos, diputados, carniceros, lustrabotas, arquitectos, barrenderos, concejales, maestros mayores de obra, profesores de universidad, contadores, taxistas, policías, ingenieros, senadores, empleados de banco, periodistas, guardias privados, gobernadores, gerentes, referís de fútbol, empleados administrativos de una comuna, verduleros, choferes, mozos de bar o el cargo o trabajo que tengan, se pondrán ellos mismos al frente de las protestas si alguien osa tocar la intangibilidad de los sueldos de los sagrados maestros. Siempre estará colgando sobre la sociedad la espada del trabajo de los sábados de los maestros.

Habrá cantares de gesta recordando esos días de infierno en que se disparó la inflación, se produjeron graves tumultos en las calles, el periodismo registró airadas protestas de padres y se desató el peligro institucional, poniéndose en jaque el sistema republicano de gobierno, porque los maestros se calzaban el delantal también los sábados, qué horror.

Cuestión de organizarse nomás, empezar a conversar en enero nomás y ponerse de acuerdo para la protesta sabatina, turno mañana, tarde y noche. Y ya van a ver que no volverán las oscuras golondrinas, en tu balcón sus nidos a colgar.

©Juan Manuel Aragón

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