24/01/2020

Opinión

La doma de potros, el más norteamericano de los shows gauchos argentinos

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24. De Tucson, Argentine State)
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La doma de potros, el más norteamericano de los shows gauchos argentinos

A la memoria del gaucho Norberto Eric Cossutta, mozo jinetazo,¡ ahijuna!,que

perdió la vida en su ley, en JesúsMaría, el 14 de enero, domando un potro.

En su memoria.

Pregunta, ¿qué tiene que ver un espectáculo de doma de potros con la tradición gaucha argentina? Respuesta, nada. Es un show, al mejor estilo norteamericano, que se organiza para que la gente crea que ha participadode los usos y costumbres de los paisanos del campo argentino. Pero es lo contrario de lo que hacen habitualmente los hombres de campo, al menos en este país.

El caballo es un animal de trabajo, se lo usa para diversas faenas, en los lugares en que todavía quedan. Sirven para arrear hacienda, para enlazar o bolear otros animales en campo abierto, para recorrer las fincas, observando si hay portillos o detectando terneros embichados, para tirar del sulky, del carro, del arado, llevar a los chicos a la escuela, visitar a los parientes y amigos, comprar mercadería en el almacén, si lleva bolsas o alforjas.Para toda tarea, se precisa que el caballo sea manso, es decir, que no corcovee, que no salte porque eso afectará el trabajo, no será un animal apto para que lo ensillen y lo monten los chicos, una incomodidad, báh.

Cuando se hacen viejos los que hay en un lugar, se suele comprar un potro redomón para amansar. Primero se lo hace “de abajo”, para que el bicho se deje tironear y, con un bozal, se lo lleve de aquí para allá, pero de a pie. Después se le pone una jerguilla con una cincha, así va perdiendo las cosquillas, luego la carona, la silla, los pellones y un bocado. No es bueno ponerle un freno de fierro cuando se lo amansa, porque, entre otras cosas, le sale un animal estrellero, que levanta la cabeza de un golpe, como queriendo ver las estrellas. Si eso sucede, en cualquier momento le puede pegar un cabezazo al jinete. El padrino es otro gaucho que sale al lado en un flete manso, al principio llevando al chúcaro de un bozal para que se acostumbre a caminar. Después se largará el mozo corajudo solo y es posible que alguna vez el flete se asuste con algo y bellaquee. Debe intentarse tranquilizarse sin darle de guascazos. Es preferible que el animal se haga manso sin haber sentido el rigor del rebenque. Luego se lo tironeará y finalmente habrá que ponerle el freno de fierro. Esto contado a vuelo de pájaro, o grosso modo, como dicen, porque el asunto es algo más complejo y no viene al caso.

La doma de potros en una cancha grande, con jueces, categorías, puntaje,graderías, público y televisión, es un show netamente norteamericano. Ellos lo inventaron, a su manera, por supuesto. Aquí lo único que hacen de novedoso en las grandes fiestas, es agregar payadores de rimas obvias y guitarras repetitivas para dar la sensación, a un público ávido de color local, de estar ante un espectáculo gaucho. Otra vez podríamos explicar por qué los términos “espectáculo” y “gaucho”, se repelen.

En verdad, tampoco hay mucho color local en la doma. Los caballos suelen ser casi siempre de los mismos dueños en toda fiesta. Los domadores también son muchachos corajudos, cuasi profesionales, que van de un lado a otro del país haciendo lo suyo, generalmente mal pagados y expuestos a riesgos tremendos. Los “apadrinadores”, también son trotamundos, arman carpa donde sea que vaya el mismo festival con distinto nombre, para peor, montan a la manera sureña, con bastos, una silla que llegó al norte hace 30 ó 40años, pero no es tradicional de Santiago al norte. Los palenques los llevan a todas partes en camión. Las prendas de los caballos mañeros son casi todas fabricadas en Córdoba, las botas de potro que se calzan los domadores son una tradición… de la provincia de Buenos Aires. ¿De qué color local hablan cuando la doma se hace en Tucumán, Santiago, Catamarca, Neuquén o Chubut?

Es una pena que haya muerto el jinete Norberto Eric Cossutta, en el más conocido de los festivales de doma. Los domadores son changos humildes, lo poco que se los vé en la tele se nota que son campesinos curtidos, que hallaron una manera de ganarse la vida, más riesgosa, pero talvez con unos manguitos más para llenar la olla.

Cuando el campo de la Argentina sea un lugar justo para vivir, con patrones que se atengan a la ley para pagar jornales y con oportunidades de crecer en libertad, no serán necesarios estos espectáculos bárbaros, que arruinan a uno de los más nobles animales del mundo y lo dejan listo para ser mortadela.

Si quieren espectáculos argentinos, ahí están las cuadreras, las carreras de sortijas, el juego del pato, el polo aunque es de ricachones, la carrera de embolsados, la taba y hasta la riña de gallos, en las provincias que las permiten. Que no se arriesgue la vida de changos que hubieran sido más útiles a la patria como amansadores, tractoristas, inseminadores, apicultores, cunicultores, carniceros, encargados de campo, alambradores, tamberos, maquinistasde la sembradora o la cosechadora, mecánicos. No es mucho pedir.

©Juan Manuel Aragón

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