Opinión
Para que entiendan: desnutriciòn no es igual a hambre
Una de las formas de naturalizar lo que no es normal, es nombrar a los chicos que murieron de hambre en Salta, como “niños wichíes que fallecieron por desnutrición”. Dicho de esta forma pareciera que son ajenos, lejanos, exóticos.
Cambiar la durísima palabra “hambre”, por desnutrición, es minimizar el problema, llevando a verlo como una enfermedad que se solucionaría con algunos medicamentos.
La primera acepción de la palabra “hambre”, es “necesidad o ganas de comer”, ¿entiende? Esos chicos no estaban desnutridos como la chica de ciudad que se somete a una dieta para pesar 47 quilos, sino que tenían hambre, necesidad de comida y se murieron cruelmente al no tenerla.
Por otra parte, al decir “niños wichíes” se los vuelve casi forasteros en su propia tierra. Son chicos argentinos, con padres, abuelos y antepasados más argentinos que cualquier otro. Diga con nosotros, don, doña, “chicos argentinos se mueren de hambre”, pronúncielo en voz alta, si se anima, y verá que cambia la cosa.
A veces el idioma de los funcionarios se pega a los periodistas haciéndonos perder de vista lo importante. Si los titulares dijeran la verdad, repetimos: “Niños argentinos muertos de hambre”, quizás los políticos reaccionarían más rápidamente ideando alguna forma de que los padres hallen un trabajo genuino y no esa comida sucia con que los conforman.
Trabajo quieren los padres, están hartos de la caridad interesada de los gobiernos. Otra vez diga con nosotros: “Trabajo”, que los regrese a la dignidad perdida.
Que el idioma de la burocracia no nos confunda.
© Juan Manuel Aragón