14/05/2020

Opinión

Qué hacer cuando termine la pesadilla del coronavirus

Con las categorías de otro tiempo perimidas, habrá que donarse uno mismo para salir a flote. Escribe Juan Manuel Aragón.
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Qué hacer cuando termine la pesadilla del coronavirus

Muchos saldrán de la pandemia igual que cuando entraron, sin que les falte un plato de comida en la mesa. Otros, eran pobres cuando empezó y su situación se habrá hecho más grave. De lo que se trata es de idear un sistema para cuando esto termine nos ayudemos entre todos a salir adelante. El de arriba debe tirar una soga al que viene aferrado a una tabla y el que al menos tiene una tabla, al que nada en medio de las olas.

Cualquiera cede el tiempo libre, el zapato que sobra. Para donar algo, hay que entregarse, si no, es jueguito para la tribuna. Hay que regalar el tiempo que se tiene para uno, el zapato que quizás va a servir mucho tiempo más. En silencio, por supuesto. No vale si se saca una foto mientras obsequia un remedio a quien lo necesita. Donar sin que duela es lo mismo que no donar. Habría que pensar en las infinitas maneras de darse uno en el auxilio al vecino y, por las dudas, ir empezando desde ahora.

Tal como vienen dadas las cosas, no va a quedar otro remedio más que extender la mano a todos, apelar a la caridad y, sin otro interés que salvar al prójimo, lanzarse al agua a salvar a los que se ahogan. No hay cómo saber de qué manera funcionará ese nuevo sistema de ayuda mutua. Lo único seguro es que será absolutamente necesario.

Si lo que se inventa entre la gente para salir adelante el día después llega a tener el sesgo ideológico de las categorías de cualquier tipo que hasta antes de marzo imperaban en el mundo, la posible solución estará destinada al fracaso. Debe ser algo nuevo, que empiece con palabras como “qué necesitas”, “te ayudo”, “dejá, lo hago yo”, “cuando puedas me pagas”. Sin esperar nada a cambio, obviamente.

Recuerde que va la vida en la empresa.

©Juan Manuel Aragón                   

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