16/05/2020

Opinión

Anécdota del día que conocí a Sergio Denis

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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Anécdota del día que conocí a Sergio Denis

Ahora que falleció Sergio Denis, me acuerdo de que una sola vez en la vida lo vi personalmente, cara a cara, así como estamos conversando ahora. Me percaté entonces de lo poco que es uno y por qué no hay que creerse ganador ni aunque vaya ganando diez a cero. El partido no termina hasta que se termina, como dicen los directores técnicos de fútbol.

Fue hace mucho. Sobre la calle Buenos Aires, en Santiago, había una agencia de publicidad de las grandes. No me acuerdo a qué había ido, atendían el lugar dos chicas preciosas. Fui derechito donde estaba la que me parecía la más linda y le expliqué lo que había ido a hacer.

¿Ha visto que en un determinado momento, la conversación con una mujer pasa de ser una simple charla a una especie de chamuyo mutuo? Bueno, algo así estaba sucediendo esa tarde. Me empecé a sentir Gardel, con la guitarra en la mano, bota, bombacha y un chambergo aludo. En un determinado momento de la charla estaba pensando si pedirle una cita o preguntarle a qué hora salía, para esperarla y salir a tomar algo por ahí.

Entonces, de la nada se le dibujó una sonrisa maravillosa, de oreja a oreja. Exclamó: “¡Miren quién ha venido!”.

Confundido, me di vuelta y detrás de mí estaba un ñato mediocanoso. Ella lo saludó con un beso pero él, muy caballero, me miró y le pidió que siguiera atendiendo, “por favor, el señor está primero”, le dijo. Lo miré de nuevo y era Sergio Denis.

La chica, Claudia se llamaba, me despachó con dos palabras y empezó a hablar con él. Al salir de la agencia supe de manera cabal que había perdido un partido que ni siquiera empecé a jugar. Si hubiera sido ella tampoco hubiera dudado en darle bola a Sergio Denis, pintón sí, pero petisito.

Le digo más, asinito era.

Que en paz descanse.

Juan Manuel Aragón                   

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