08/07/2020

Opinión

Por qué Dios decidió dar un plus a los santiagueños

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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Por qué Dios decidió dar un plus a los santiagueños

Dicen que Dios creó a los santiagueños haciendo barro con agua del río Dulce y tierra del lado del Zanjón, que es más fértil que la arena del parque Aguirre. Después se dijo: “No es bueno que el santiagueño esté solo” y creó las santiagueñas, la mayoría morochas de sonrisa alegre, dulces y bien dispuestas. Después se fue a otros pagos a seguir inventando nacionalidades. Un día pasó por La Rioja y creó los riojanos, otro día estuvo en Tucumán e hizo los tucumanos y así, pasando por Estados Unidos, Irak, Bengala, Japón, Francia, Turkmenistán, la Noria, Cerrillos. Todo el mundo en una palabra.

Lo que no figura en la Biblia es que un día el Creador hizo un repaso de su obra, le dio los últimos retoques, como quien dice. A los tucumanos les entregó la caña de azúcar para que tengan de qué vivir, a los riojanos les dio el acento esdrújulo, a los porteños les prometió un obelisco, que finalmente les construyó algunos años después, a los madrileños El Rastro, a los neoyorquinos el Central Park, a Japón las geishas, a Brasil Pelé y el Maracaná, a los chinos el pato Pequín, a Jujuy el parque nacional Calilegua, a los paraguayos el guaraní, a la Boca Caminito, a París la torre Eiffel, a los cubanos el Malecón de la Habana, a Jerusalén la Cúpula de la Roca, a Tejas los cowboys a Ciudad de Méjico el Zócalo. A cada pueblo le fue dando una característica especial para que se distinguiera de los demás y les inflara el pecho de orgullo.

Pero ante los santiagueños se quedó perplejo. Observó que a un pueblo con tantas cualidades artísticas y laborales era difícil agregarle algo. Además se dijo que ya no había monumento típico para entregarle, todos habían sido dados a otros pueblos: obeliscos, torres, pirámides, inmensas murallas, estelas funerarias, rascacielos, álgidas montañas, valles de ensueño, canales navegables, cañones profundos, hielos eternos, ruidosas cataratas, transparentes mares, animales fabulosos.

Varios días anduvo cavilando sobre lo que debían tener estos pagos como un plus, como algo original que no tuviera ninguna otra nación sobre la faz de la Tierra. Y al final le llegó una inspiración genial.

Creó a los bandeños.

Y la provincia estuvo completa.

Juan Manuel Aragón                   

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