27/01/2022

Opinión

Qué le diría a Jim Farley, el presidente de Ford Motor Company

Por: Juan Manuel Aragón
Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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Qué le diría a Jim Farley, el presidente de Ford Motor Company

De un día para otro, sin explicaciones, desaparecieron las Ford—F100 nuevas de los concesionarios de autos. Podrían haberlas hecho de plástico como a las nuevas y sin paragolpes, si querían les hubieran puesto todos los relojitos que traen ahora, con posicionador satelital, bien modernas, todo lo que quiera. Pero con la caja de antes, amplia, como para hacer una mudanza o trasladar cincuenta postes de quebracho, medio reforzados.

Son tan necesarias y útiles que las usadas siguen cotizándose, y son buscadas, entre otros, por los verduleros. Día por medio pasan por frente a casa, achatadas contra el suelo, llevando quichicientos cajones de frutas, verduras. Y de yapa, un chango trepado atrás, cuidando de que nada se caiga y no se roben los zapallitos.

Parecido a las radios. Se entiende que pasen música moderna, pop, reggaetón y todas esas piezas para la juventud. Si hay más de cien radios de frecuencia modulada en las ciudades más o menos chicas de la Argentina, entonces es el 1 por ciento de la audiencia para cada una. Los ancianos, es decir la gente que pasa de los 50 es una apreciable cantidad de posibles oyentes, pero para ellos no hay nada: ni tangos, ni folklore ni rock de la década del 60 o 70 ni música de ese tiempo ni espíquers hablando su lenguaje.

No sería mala idea fabricar camionetas como las de antes de plástico, pero con esos motores de antes: fuertes, duros, irrompibles, para toda la vida. Esas camionetas antiguas, humildes, republicanas, le servirían al pequeño panadero que también la usará los fines de semana para ir de pesca, al verdulero, al carnicero, al tipo que tiene una finquita y de vez en cuando quiere lleva su producción al mercado o trasladar la rueda del tractor.

Me gustaría que esta nota fuera leída por Jim Farley, presidente y consejero delegado de Ford, a ver si vuelve a fabricar ese maravilloso vehículo que durante un tiempo fue el caballo, la segunda casa y la oficina de mi tata. Le digo más, si la hace igualita, no tendría que gastar en diseñadores ni nada, y ¿sabe qué?, se va a cansar de vender. Qué le puedo cobrar por el consejo. Nada, nada, vaya tranquilo nomás, buen hombre.




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