14/04/2021

Opinión

Como debe ser un buen domingo con asado y en familia

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24).
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Como debe ser un buen domingo con asado y en familia

Los domingos me gusta encarar un asado y, de ser posible, empanadas o salame y queso de entrada. Y dejar al mediodía en su manso transcurrir mientras los hijos corretean lejos, las mujeres se pasan recetas y los hombres, cambiamos figuritas.

Hay tres clases: por invitación: cuando te dicen “no traigas nada” y llegas, vos con un vino y tu jermu con el postre. “A la canasta”: cada uno puso unos pesos para que otro compre la carne y se encargue. O es uno quien invita con la fórmula “con tu presencia me basta”.

En los dos primeros casos, evito molestar al asador con opiniones sobre la carne. Me gusta a punto, como dicen los porteños (“vacabalando” la llamamos por aquí), pero  también a medio punto, cocida, recocida, seca tipo lengua de loro y suela. Por mí no se aflijan.

Si me acerco al parrillero le ofrezco un vaso de vino, le pregunto si necesita algo o le digo: “Muy lindo todo”. Jamás daré una indicación, como: “Los chunchulis ya estarían para dar vuelta” o “la costilla va para abajo”. Es su problema, que se arregle.

Pero no aguanto, mire la tontería, cuando no saben hacer fuego, tienen palitos secos en el patio como para hacer mermelada y echan nafta al carbón. Igual me quedo calladito, no vaya a ser cosa que me digan “entonces encendelo vos”. En ese momento, empanada en la mano derecha, vaso de vino en la izquierda, miro para otro lado o le pregunto a mi cuñado cómo lo ve a Boca para el partido de esa tarde. Y sigo consagrando el domingo a Nuestro Señor.

Juan Manuel Aragón                   

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