¿Qué les enseñaría a los griegos antiguos para cambiarles la vida?

Si alguien lo enviara, lector, a la Grecia de —pongamos— 200 años antes de Cristo, vestido como ellos y sin llevar nada. ¿Podría enseñarles algo? Imagine: antes del traslado alcanza a manotear un fósforo. Podría pararse en él ágora y anunciarles una prueba que no olvidarán jamás, raspará el fósforo contra una piedra, lo mirarán maravillados y unos segundos después de encendido, se apagará el fuego. Ahá, ¿y después?

Le pedirán repetir la experiencia. Si va sabiendo el idioma, debería contarles que hay un elemento de la naturaleza, el fósforo, luego de un proceso industrial lo convierten en esa nada inservible. Lo creerán un loco o ladrillarán.

Podría enseñarles los números arábigos, pero no olvide que eran casi del todo analfabetos. Estaban interesados en definir el hombre, las estrellas, el conocimiento, la política, las esencias puras. ¿Y usted los molestaría con números?

Podría decirme que, puesto en el lugar, ya verá qué necesitaban. Pero esa no es la consigna, amigo. Le pregunto qué les enseñaría a los griegos antiguos si pudiera viajar en el tiempo, no la narración de un cuentito imaginativo.

¿Yo, pregunta? Les daría los conocimientos necesarios para un invento sensacional: doscientos años antes de Cristo, podrían revolucionar el mundo con sencillas instrucciones para construir un artefacto que daría vuelta la historia, adelantándolos en el tiempo. Pero no lo voy a decir. En cambio, voy a esperar la respuesta de los lectores. A ver si se les ocurre algo para enseñar a los griegos antiguos y cambiarles la vida.

Ya saben, las respuestas, debajo de la nota.

Juan Manuel Aragón

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