08/07/2021

Opinión

Si come asado, no escuche folklore

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24).
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Si come asado, no escuche folklore

El folklore es una linda música, como todas, digamos. El único drama es su intensidad. Si está en un asado, uno se pone a interpretar a Joan Manuel Serrat y usted está justo discutiendo con su cuñada sobre las propiedades del budín de pan, se irá a la otra punta de la mesa para seguir charlando tranquilo. Nadie le dirá nada.

Los cantantes de folklore, en cambio, son intensos. Exigen atención exclusiva, ¡larguen tenedores y cuchillos!, y piden a los comensales que participen haciendo palmas. Lo miran como anti argentino si no lo hace.

Asar la carne es un procedimiento para cocinarla como cualquier otro, hervirla, guisarla, hornearla, salarla. Si un día estoy comiendo puchero y quiero oir a Pablo Milanés, estará muy bien. Ah, pero con el asado, debe haber folklore. ¿Por qué?, ¿qué tiene que ver una comida popularizada en el siglo XX en las ciudades de la Argentina con el folklore?

Otra cosa, basta de ranchito, caballito, corazón de chilalo. Oiga, ¿por qué el folklore no trata asuntos actuales como las mujeres trabajadoras, los chicos que se dan con paco o lo caro que resulta salir a comer un lomito?, ¿solamente debe hablar de cuestiones supuestamente profundas como “el hombre nace y muere a veces sin vivir” o la mama barriendo el patio?

En cada provincia hay cientos de poetas sub—30 escribiendo muy bien. Esperan quizás que alguien les ponga música, las haga conocidas. Quizás hablan del drama del portero del edificio, de la chica que quiere estudiar inglés, de una familia sufriendo por la pandemia, asuntos tan válidos para ponerlos en una chacarera, un carnavalito, un yaraví, como cualquier otro.

Digo, pero usted opine a su gusto.

Juan Manuel Aragón

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