07/09/2021

Opinión

Por qué no es recomendable irse a vivir al campo

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
Por qué no es recomendable irse a vivir al campo | El Diario 24 Ampliar (1 fotos)

Por qué no es recomendable irse a vivir al campo

Cuando la gente afirma que le gusta el campo, en realidad quiere decir que fantasea con la idea de irse a vivir, pero no desea instalarse ahí. Se imagina a los amigos hablando de él pues eligió vivir entre la naturaleza, respirando aire puro, sin ruidos.

Claro, hablamos del campo—campo—campo, no el de las películas sino de aquicito nomás, genuino, sin electricidad, sin gas ni agua corriente. Con una casa, pongalé, bien construida, pero a un kilómetro de la próxima.

Usted trabajará en una fábrica del pueblo, a 5 kilómetros de distancia e irá todos los días en motocicleta. Al levantarse hará el fuego para desayunar: si tapó con cenizas el tizón que quedó de la noche anterior, quizás sea más fácil revivirlo para hervir el agua. Si no, sople palitos hasta encenderlo.

Luego buscará agua del aljibe para lavarse, la pondrá en un lavatorio y se peinará en la oscuridad o alumbrado con una lámpara de querosén. Hasta eso el agua habrá hervido, la sacará del fuego, la pondrá en un jarro y le agregará la yerba, todo de memoria, en la oscuridad, porque a esa hora no va a prender una lámpara para un triste mate cocido. Después buscará un pedazo de tortilla gomosa, que su señora amasó anteayer. Las mañanas de invierno deberá patear el arranque de la moto más de la cuenta.

Mientras encara el camino rumbo al trabajo, recuerde que al regreso deberá hachar algo de leña para tener con qué cocinar mañana. Y alégrese porque sus chicos pasaron otro día sin ser mordidos por la víbora. Cuando tenga dinero comprará un sulky y un caballo para que su señora vaya a hacer las compras al pueblo sin depender de usted, eso sí deberá amansar el caballo o pagarle a quien lo haga y conseguirle alimento, por supuesto.

Ahora, ya sabe, amigo, sueñe lo que quiera. Yo me quedó aquí, con agua, gas, electricidad, el ómnibus para ir al trabajo y los chicos yendo a la escuela sin miedo a pisar una espina. ¿Se le empestaron las gallinas?, no sé qué decirle, yo compro pollos en la granja.

Saludos.

Juan Manuel Aragón

Leer más notas de Juan Manuel Aragón

Contactar a Juan Manuel Aragón



Recomienda esta nota: