24/11/2021

Opinión

A pesar de la lluvia, ayer fue un martes luminoso en Tucumán

(Especial para El Diario 24)

Ayer, martes, fue un día luminoso para los tucumanos, los legisladores Sara Alperovich, Walter Berarducci, Daniel Herrera, Dante Loza y Javier Morof, más Esteban Jerez, del Colegio de Abogados y Daniel Leiva, vocal de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, votaron por la destitución del ahora ex juez de familia, Orlando Velio Stoyanoff Isas, y lograron que el aire que se respira en la provincia fuera un poco menos pesado.


Votaron por unanimidad que incurrió en una falta de cumplimiento de los deberes a su cargo por un incidente de tránsito que protagonizó en junio pasado. Ese día, enojado con un humilde cadete con quien se cruzó en un incidente de tránsito, se apeó de su vehículo, lo corrió para pegarle patadas, levantó su motocicleta y la revoleó por el aire. En otras circunstancias, quizás no hubiera pasado a mayores, pero un motociclista que se detuvo curioso a mirar las escenas de pugilato, filmó todo y luego de publicarlo, el vídeo, se hizo viral. (De yapa el entonces juez quiso patear también al que filmaba, quien lo detuvo en seco con un: “Conmigo no te metás, imbécil”).

Stoyanoff, quien es llamado “¡Orli, dejalo!”, con agudos gritos destemplados, por un acompañante que viajaba con él, se apuró entonces a intentar un remedio para la enormidad que acababa de cometer. Luego de unos días avisó que había entregado dinero al cadete para que reparase su vehículo y desparramó públicas disculpas por todos lados. Pero el daño a la majestad de la Justicia estaba hecho. Lo mínimo que se pide a un juez de familia es que se comporte como un buen padre de familia y, en esa ocasión le esquivó al bulto.

El principal problema de Stoyanoff es el momento en que cometió el acto de violencia contra el humilde trabajador, justo cuando la Justicia tucumana anda queriendo reparar la mala imagen que tiene ante la sociedad. Quizás hace diez años o más atrás en el tiempo, hubiera sido felicitado por sus pares y aplaudido por gran parte de los tucumanos. Es posible imaginárselo una noche de boxeo en Villa Luján, en la década del 90, siendo nombrado por los altavoces y a continuación la multitud rugiendo su nombre.

Queremos creer que las destituciones que se produjeron los últimos días, son el principio de una historia de limpieza ética del Palacio de los Tribunales de Tucumán. La corrupción no tiene cabida en el sistema institucional de la Argentina, la violencia física mucho menos.

Si esta fuera una editorial, podría escribir que aplaudo a los jueces que destituyeron a Stoyanoff, pero lejos de esta nota de opinión, ofrecer un dictamen sobre su buen tino, es un examen que excede mis conocimientos. Tampoco se calificarán los actos de este, hasta ayer, magistrado de la justicia de Tucumán, pues hablan por sí solos. Un saludo sí, para quienes cumplieron con su deber, que les imponía no dejar que pase de largo una acción tan violenta, para cuidado de los jueces que aún están en funciones y tranquilidad y resguardo de la población, por supuesto.

PS. Al final también le hicieron un favor a “Orli”, ahora puede pararse en un semáforo, pegarle a cualquiera y nadie le reprochará su carácter de juez. Suerte con eso, amigo.

Juan Manuel Aragón




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