22/03/2022

Opinión

Una injusta discriminación que se debe terminar

Juan Manuel Aragón (Especial para El Diario 24)

Algunos podrían decir que será un escándalo, pero dentro del estado actual de la civilización es un detalle, además muy lógico, en el entramado de relaciones humanas, tal como están dadas en la actualidad. La noticia dice que presentarán un proyecto en la Legislatura de Córdoba para que se permita a las mujeres hacer actividad física con el torso desnudo.

Oiga, apruebo el proyecto fervorosamente. Su autora, de nombre olvidable, dice que “el cuerpo de una mujer es arte; hay que dejar el morbo de lado”, a la vez que sostuvo que persigue que "haya igualdad de derechos entre el hombre y la mujer".

La verdad, me parece perfecto. Si un hombre puede orinar al aire libre, solamente cuidando que haya un árbol delante de él o no hacerlo contra el viento, ¿por qué no una mujer? Es otro derecho que debería ser reivindicado, para lograr la plena igualdad entre los sexos.

Yendo un poco más lejos y hurgando en el fondo de la cuestión, si me lo preguntasen diría que se debe suprimir del Código Civil la palabra “matrimonio”. En el momento de divorciarse, en la actualidad al Estado no le importa si es porque hubo una infidelidad, él le dejaba sucio el baño, ella no quería cocinar o él quería ir a la cancha los domingos y ella no lo dejaba. Ya ni siquiera se considera la “incompatibilidad de caracteres”. Si uno de los dos quiere divorciarse legalmente ni siquiera tiene que avisarle al otro.

¿Entonces por qué sigue existiendo el matrimonio civil, oiga? Habría que suprimirlo del todo. Es una institución que ha perdido su razón de ser, su sentido, su dirección. El Estado no tiene por qué meterse a regular las relaciones entre la gente. Si de todas maneras alguien quiere casarse, que elija una religión, vaya, se anote y lo casen. El matrimonio nació como una institución religiosa, entonces que vuelva al ámbito al que pertenece.

Puestos en este camino, no estaría mal suprimir el documento de identidad. En la antigüedad era llamado “enrole”, pues era la manera de que el Estado supiera dónde vivía la gente para mandarle la carta y que se presente a hacer el servicio militar obligatorio. Ya no hay servicio militar, ¿para qué el documento? Para votar, dirá usted, y le responderé que, con el avance que hay de la ciencia, bien podría inventarse un aparato que avise cuando alguien quiere hacerlo dos veces.

Apoyo fervorosamente la idea de que las mujeres hagan gimnasia con el torso desnudo, igual que los hombres, en parques, paseos, plazas, calles, avenidas, platabandas. En esto voy más allá del feminismo, porque algunas causas siempre hay que tomárselas a pecho. Dicho sin el más mínimo ánimo de hacer un chiste malo.

 





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