24/05/2022

Opinión

EL TIMO DEL MOMENTO

Biodescodificación: la peligrosa pseudoterapia que culpa a los enfermos de sus patologías

Por Luis Santamaría del Río, experto en sectas, Licenciado en Teología.

No importa cuántas veces tengamos que insistir en ello: las pseudoterapias son peligrosas y un engaño. Esta vez nos habéis preguntado por una supuesta técnica curativa, la biodescodificación, cuyos adeptos afirman que las células de nuestro cuerpo guardan información y vivencias pasadas (incluso de antepasados) que podrían manifestarse en el resto de células, tejidos y sistemas del cuerpo a través de enfermedades.

Es decir, que las patologías tendrían un origen emocional pero no existirían como tal: serían meros conflictos emocionales no resueltos. Esto es falso y contrario a todos los postulados científicos y médicos, además señala a los enfermos como culpables de sus enfermedades.

Sus postulados derivan de otra pseudoterapia conocida como Nueva Medicina Germánica que defiende que la causa del cáncer en particular, pero también del resto de enfermedades, son conflictos internos o experiencias traumáticas a los que una persona evita enfrentarse.

Es decir, el origen del cáncer estaría en una somatización de un shock emocional no verbalizado. De esta forma, bastaría con “‘tomar conciencia’ de dicho conflicto y tratarlo psicológicamente para curarse del cáncer”, exteriorizar el conflicto emocional no resuelto y dejar que el cuerpo siguiera el curso natural de la curación, sin interferencias (es decir, sin intervenciones médicas).

Enfermedades supuestamente causadas por conflictos emocionales

Por ejemplo, según la biodescodificación, las personas con enfermedades cardiacas las padecen porque “algo las ha obligado a cerrarse a la intimidad y al amor” y “han endurecido su corazón”. Las que tienen diabetes, “pueden tener deseos amorosos que no son capaces de aceptar”, ya que “el amor, lo dulce y el placer están estrechamente relacionados”. El cáncer, por su parte, sería la consecuencia de viejos resentimientos y las afecciones pulmonares, de problemas con el ambiente y con los demás (“miedo a inspirar la vida”).

“En resumen, la persona enferma se puede sentir, además, culpable por sufrir esta enfermedad. O empeñarse en ‘averiguar’ cuál es la ‘verdadera’ causa de la enfermedad”, resume a Maldita Ciencia Rafael Mora, psiquiatra, Jefe de Servicio del Área de Salud Mental del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.

Mora señala que los factores psicosomáticos son conocidos desde hace siglos. De hecho, existe toda una rama de la medicina científica dedicada a la medicina psicosomática. “Lo psicológico afecta a lo físico y viceversa. Pero eso no es lo mismo que afirmar que todas las enfermedades están provocadas (casi exclusivamente) por factores emocionales (o incluso metafísicos), cosa que no tiene ninguna base científica”.

Los argumentos utilizados para sostener las bases de esta pseudoterapia “nos dan una idea, desde el inicio, de la ausencia total de evidencia científica de estas corrientes, que no disponen de ninguna publicación seria de carácter científico sobre sus supuestos efectos curativos. Estos suelen ser proclamados únicamente a través de información procedente de los propios representantes y seguidores de estos movimientos, en libros y cursos de formación”, explica el equipo de psicólogos de Psicosalud.

“Utilizan conceptos procedentes de la ciencia, la física cuántica, la psicología, la epigenética... pero lo hacen de una forma errónea, retorciendo los conceptos de forma torticera, según sus intereses”, explica a Maldita Ciencia Mercedes Cimas, psicóloga, miembro del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.

Repetimos: las enfermedades no están producidas por conflictos emocionales no expresados o experiencias traumáticas no resueltas. Por mucha palabrería y tecnicismos científicos que los adeptos y seguidores de esta pseudoterapia se empeñen en utilizar.

 La baza de la culpabilidad

 Lo cierto es que una propuesta que defiende principios como estos, por supuesto, sin sustento en evidencia científica alguna, puede ser incluso más peligrosa que otras pseudoterapias.

“Sus creadores, al hablar de una relación causa - efecto entre emociones y enfermedad, de alguna manera culpabilizan al enfermo de su patología: este o sus antepasados hicieron ‘algo’ para provocársela a nivel emocional. Ya no solo te culpabilizan a ti, sino también a toda tu familia”, indica Cimas.

Además, culpar a las emociones de cualquier tipo de síntoma supone un “comodín” para los defensores de la biodescodificación. “Al tratarse de una causa emocional, aseguran que ellos tienen la llave mágica para tratarlo, apelando al: ‘si no te curas es porque no quieres’. Llegan a culpabilizar a los padres y madres de provocar la enfermedad de sus hijos: de hecho, sus impulsores afirman, por ejemplo, la descabellada idea de que la leucemia es fruto de la sobreprotección materna”, explica la psicóloga.

No es algo inofensivo: abandonar un tratamiento médico o retrasar la detección de una enfermedad puede tener graves consecuencias

Tanto la detección como la puesta en marcha de un tratamiento precoz son factores importantes en la práctica totalidad de las enfermedades. Ambos ofrecen la posibilidad de tratar una patología en fase asintomática para obtener un resultado final de la salud de la persona, mejor que si el diagnóstico se hubiera hecho después de la manifestación de la enfermedad o intervenir sobre el factor de riesgo antes de la aparición de los síntomas clínicos.

Para Cimas, la consecuencia más grave de pseudoterapias como la biodescodificación y similares es la mera posibilidad de dejar de recibir o abandonar tratamientos eficaces, comprobados científicamente. “Imagina que te detectan un cáncer y alguien o algo te promete curarlo solo trabajando tus emociones inconscientes, ¿para qué optarías por la quimioterapia? Otro ejemplo: que tienes un hijo con algún tipo de Trastorno del Espectro Autista (TEA) y no recibe desde pequeño atención temprana: esto marcaría drásticamente su vida futura”, advierte la experta.

Si, como primera opción, se opta por este tipo de engaños pseudoterapéuticos sin evidencias, se retrasa el comienzo de un tratamiento verdaderamente eficaz, lo que, probablemente, termine por agravar la situación. En ocasiones, cuando el paciente se ve obligado a recurrir a terapias médicas eficaces, ya no hay una posible vuelta atrás. “Perder un tiempo precioso en estas pseudoterapias me parece muy peligroso”, incide la experta.

Cuidado con quién recomienda la pseudoterapia

El problema se acentúa cuando son sanitarios los que siguen o creen en estos preceptos y, en consecuencia, se los trasladan a sus pacientes. “Aquí el riesgo se multiplica ya que no es un ‘loco’ o ‘curandero’ quien te guía o acompaña en este pretendido camino a la curación, sino que es un profesional, del ámbito público o privado, en una clínica sanitaria”, explica a Maldita Ciencia Elena Campos, doctora en Biociencias Moleculares y presidenta de la APETP.

Como comenta la experta, de tratarse de un curandero sin formación sanitaria, resulta más sencillo que los allegados del usuario/creyente se pongan alerta ante las aseveraciones que se pretende inculcar a dicho paciente. “Sin embargo, en caso de tratarse de un profesional legalmente habilitado para el ejercicio sanitario, es mucho más complicado identificar el engaño tanto por parte del usuario creyente, como de sus allegados. Y ya no digamos el quererlo denunciar como merece”, concluye

Pseudociencias y comportamientos sectarios

La forma de curar síntomas y dolencias según la biodescodificación, como decimos, consiste en sacar a la superficie emociones ocultas e inconscientes que ni el propio sujeto conoce.

Según la psicóloga, esto lleva incluso a ‘crear’ memorias falsas y sentimientos hacia ellas. El resultado suele ser que, además de seguir enfermo, aparecen problemas emocionales que los administradores de esta pseudoterapia crean “para poder curar”. “Es todo muy lucrativo”, señala Cimas.

Pero la historia no acaba ahí. Al estar basada en las emociones de clanes familiares ancestrales, el contexto que rodea a la biodescodificación está muy relacionado con la familia. En palabras de Cimas, quienes la administran ofrecen o persuaden de que, para la curación, es necesario alejarte de tus seres queridos padres, madres, hermanos.

Uno de los problemas sectarios fundamentales de la biodescodificación según Emilio Molina Cazorla, vocal de la Red de prevención del sectarismo y abuso de la debilidad (RedUNE), vicepresidente de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, es la reforma de la cosmovisión del individuo: cómo le hace creer que funciona la biología, la psicología e incluso otros fenómenos como las relaciones sociales interpersonales, sobre todo las familiares.

Al final, los conflictos emocionales a los que apela la pseudoterapia siempre se relacionan con la gente cercana al adepto. Esto, como explica Molina, por un lado da lugar fenómeno de "luna de miel": “La persona cree haber entendido una realidad fundamental de la naturaleza que le otorga el control y poder sobre su salud y la de sus allegados, por lo que es muy común que bombardee a los mismos con todas las afirmaciones que "ha descubierto", indica a Maldita Ciencia el vicepresidente de APETP.

Por otro lado, en combinación con la iatrogenia (daño) psicológica que causa el pensar que los problemas de salud han sido causados por desavenencias con esa misma gente, hace que sea muy fácil generar una fractura emocional con ellos.

Molina continúa explicando que, una vez se ha alejado a los seres queridos (bien por ese bombardeo de captación con un lenguaje y términos extraños, bien por considerarles directamente culpables de sus problemas), el adepto se aleja de aquellos quienes podrían inducirle a pensar de una forma más crítica: “Deja de tener a su alrededor a la gente que podría hacer que se plantease dudas sobre esta propuesta, quedando abocado de forma más intensa a la doctrina del grupo, que ya le habrá inducido previamente a hacerle pensar que otros no están lo suficientemente ‘despiertos’ para entender el ‘cambio de paradigma’, que son gente tóxica que le impedirá prosperar, etc.”.

“A menudo vemos familiares que piden ayuda porque sus hijos, hermanos o padres les dejan casi de hablar para ‘sanarse’. Los ‘pacientes’ se van alejando cada vez más de la familia y acercando a la comunidad biodescodificación. Es todo muy sectario. Técnicas que utilizan las sectas”, afirma Cimas.

Retomando la consecuencia de la culpabilidad, el psicólogo Miguel Perlado también reconoce este sentimiento como un posible efecto de comportamiento sectario. En concreto, apuntaba a Maldita.es en Twitch que estas culpas "dejan paralizada a la persona". Respecto a cómo combatirlo, el psicólogo explica que hay que abrir un diálogo porque en los primeros momentos las personas están en una "luna de miel" con el grupo en cuestión y sus ideas y no se mueven por comportamientos racionales sino emocionales.

Para quien esté cerca de una persona inmersa en un proceso de este tipo, Perlado recomienda fijarse en comportamientos esquivos o huidizos, como que esta no cuente a dónde va o con quién se reúnen. Otro de los factores a tener en cuenta es cuando estas personas no saben explicar las actividades a las que asisten "porque habría que vivirlas en primera persona", como ocurre en el caso del pseudotratamiento durante las sesiones propuestas por la biodescodificación.

“La modificación de la cosmovisión del adepto provoca la dependencia al gurú y al grupo al prometerle que, en tanto siga los designios del gurú al pie de la letra, este podrá ‘sanarse’ y prevenir cualquier enfermedad, quedando por tanto ‘expuesto’ a todo mal si abandonara ese sendero”, concluye el vicepresidente de la APETP.

Para tratar de “trasladar información veraz y accesible a la ciudadanía para que pueda tomar decisiones informadas y responsables frente a las pseudoterapias y las pseudociencias”, el Gobierno inició en 2019 la campaña CoNprueba y elaboró una lista de 71 técnicas que se pueden considerar pseudoterapias (entre las que se encuentran la iridología, la terapia bioenergética) y otra de 66 terapias en evaluación (como la homeopatía, la osteopatía o la acupuntura).





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